“Últimos momentos de Rancagua”, óleo sobre tela (1944). Pedro
Subercaseaux (1880-1956)
Como un importante
complemento a la nota alusiva a los dos bicentenarios, transcribimos la carta
que el joven quillotano Ventura Laguna envió a José de San Martín, fechada el
13 de mayo de 1817 y publicada en el periódico “Viva la Patria : gaceta del Supremo
Gobierno de Chile” (1) el 4 de junio del mismo año.
El texto lo hemos extraído
de Ni patriotas ni realistas, Leonardo
León. Páginas 333 y 334.
“Excmo. Señor.
De
diez y ocho años que cuento, he servido 4 a la Patria cooperando a su sostén en cuanto ha estado
en mis alcances. En clase de distinguido de granaderos milité en la desgraciada
jornada de la reconquista de Talca, quedando prisionero hasta la paz con el
general Gainza. En la gloriosa defensa de Rancagüa también serví sosteniendo
los fuegos con los demás bravos defensores hasta la rendición de la plaza, siendo
uno de los infelices que sufrieron los más atroces rigores del enemigo
implacable que nos venció.
A
los cinco meses tuve el arbitrio de huir y esconderme en mi Patria Quillota,
donde permanecí evitando la persecución con sagacidad; pero trabajé en instruirme
de las disposiciones que tomaba el ejército restaurador de los Andes para
redimirnos a la opresión, y de comunicarle por mi parte noticias de las fuerzas
enemigas, Al efecto, de acuerdo con Traslaviña, Salinas y Regalado, me valí del
pérfido y desnaturalizado sargento La
Roza para que me diese una razón puntual de la fuerza de su
cuerpo de húsares, mientras yo adquiría la de la guarnición de Valparaíso, y
demás pueblos del Norte para remitirla a V.E. Habíamos adelantado bastante en
este objeto interesante; pero La
Roza nos vendió, y a consecuencia procediendo un juicio
informe e ilegal, se ejecutó la pena capital de horca con un aparato cruel y
propio de la ferocidad de nuestros enemigos en mis compañeros Salinas,
Traslaviña y Regalado. Por mi menor de edad no les acompañé en el sacrificio;
pero fui expuesto la vergüenza pública debajo de las tres horcas al tiempo de
la ejecución de cada uno, y luego se me trasladó confinado por diez años a la Isla de Juan Fernández.
Si
mediante los heroicos esfuerzos de V.E. he merecido participar del inestimable
beneficio de la Libertad
que gozo, no puedo ser indiferente en la actual situación de la Patria , sino continuar
sirviendo hasta que logremos destruir totalmente al enemigo, que aun pisa
nuestro suelo. Con este fin, me presento a V.E. suplicándole se sirva de
admitir la obligación que hago de mi persona para emplearla en el destino que
considere útil e indicado al fin, bajo la protesta que hago de dedicar todo mi
esmero a su más exacto desempeño”.
1 Sus ediciones junto a las del Semanario de Policía, Clamor de la Justicia y El Amigo de la Ilustración se
encuentran en la compilación realizada por Guillermo Feliú Cruz (1900-1973) publicada por Imprenta
Universitaria, Santiago,1951. NE.