José Miguel Varela Valencia (1856 - 1941)
Entre los personajes históricos chilenos
que han capturado nuestro permanente interés está José Manuel Balmaceda (1840-1891), especialmente desde que leímos
el clásico ensayo del historiador Hernán Ramírez Necochea, hace varios años.
Por eso hemos escrito algunas notas relacionadas con el estadista. Ahora,
reproducimos párrafos del excelente libro de Guillermo Parvex, titulado “Un veterano de tres guerras. Recuerdos de
José Miguel Varela” (8° reimpresión, diciembre 2015). Las líneas pertenecen
al subcapítulo “Presidente llega a Quillota”.
El abogado y militar José Miguel Varela
Valencia nació en Concepción el año 1856 y falleció en Valdivia (1941).
Participó en la Guerra Civil de 1891. Varela admiraba al Presidente Balmaceda y
era amigo de su hermano José Rafael del Carmen Balmaceda Fernández.
El último encuentro del admirador con el
mandatario tuvo lugar en la estación de Quillota, que él describe así: “… era un magnífico edificio de un piso
construido solamente unos meses antes, con amplios corredores techados, que
ofrecía mucha comodidad. Dejé avanzadas hacia el oriente y poniente en las
estaciones de San Pedro y La Cruz.”
El 21 de agosto los ejércitos, el
gobiernista y el congresista, se batieron en las inmediaciones de Concón,
triunfando el segundo.
Leamos lo que recuerda Varela:
“Recuerdo perfectamente que cerca de la
medianoche del 24 de agosto, cuando estaba muy atareado cooperando en brindar
algo de auxilio a estas víctimas de la guerra, escuché el silbato de un tren
proveniente de Santiago. Me imaginé que el convoy era de uno de los tantos que
habían arribado en los últimos días para retirar los heridos y por ello
permanecí en los andenes para colaborar en el embarque.
Me
quedé de una pieza cuando momentos después el tren se detuvo, entre una nube de
vapor, del segundo vagón descendió el Presidente José Manuel Balmaceda.
Nunca
se me olvidará su estampa. Su rostro estaba muy pálido y destacaba más que nunca su frondoso bigote. Vestía un
capote negro, botas de montar y un sombrero tongo, también negro. Le
acompañaban, entre otros oficiales, el coronel Castro y el teniente coronel
Gándara, que ejercían en esos momentos como sus ayudantes personales. La
escolta la integraban una compañía de infantería y cincuenta jinetes del
“Cazadores”.
Momentos
después llegó desde Viña del Mar el general Alcérreca, quien me pidió que le
acompañara en mi calidad de ayudante en su reunión con el Presidente. A ese
encuentro, además de Balmaceda y el general, asistieron el coronel Castro y yo.
El
general Alcérreca le explicó al Presidente pormenores de la batalla que
habíamos perdido, haciéndole presente que varios jefes habían desertado y se
habían pasado al bando contrario, con prácticamente la totalidad de las fuerzas
bajo sus mandos…”
“Una
vez que el comandante de la ‘División Valparaíso’ se hubo retirado, el
Presidente me pidió que le buscara alojamiento para esa noche. Lo único que
logré conseguirle fue el humilde dormitorio del jefe de estación. Allí en una
modesta cama y alumbrado por un par de velas, dejé al Presidente de Chile…”
“Cerca
de las siete de la mañana el Presidente salió del dormitorio del jefe de
estación”… “Al verme, Balmaceda me agradeció el haber permanecido allí y me
pidió que le acompañara a Quilpué, junto con la escolta que él traía y mis
hombres”. Esto sucedió el 25 de agosto.
El día 28 de agosto, en La Placilla,
alto contiguo a Valparaíso, se libró la batalla decisiva, tan cruenta como la
anterior. Triunfaron los opositores. Paro perdió nuestro país, ya que en la
Guerra del Pacífico habían muerto menos chilenos y gracias a ese conflicto
Chile había sorteado una grave crisis económica y social y habían conquistado
territorios peruanos y bolivianos.
¿Qué logró la mayoría de los chilenos
con esta guerra fratricida de 1891?