Cinco textos de nuestro libro (1989)
contienen informaciones relativas a quillotanos que participaron en la guerra
contra Perú y Bolivia.
“Vial,
Cienfuegos, Vicencio, Gutiérrez y La Rivera, formaron el tributo que depositó
Quillota en el altar de la Patria” constata el periodista Amador Astudillo en
el periódico “El Correo de Quillota” (enero de 1882). El capitán Pragmacio Vial y el teniente
Enrique Vicencio fallecieron después de la batalla de Miraflores (1881), a consecuencia
de las heridas recibidas. Vicencio dejó
un diario de campaña. Refiriéndose al
Batallón movilizado “Quillota”, Vicuña Mackenna consigna: “Las bajas del
Quillota en Miraflores pasaron de cien en una hora, y antes había perdido, en
una escaramuza de Humay, algunos soldados y al valiente capitán don Ricardo
Gutiérrez, sargento hercúleo que había sido sargento del “Cazadores a caballo”
y comandante de la policía de Quillota”.
Los 600 combatientes del “Quillota”
eran comandados por el teniente coronel José Ramón Echeverría Castro
(1844-1885) y Francisco A. Figueroa Brito era el subteniente abanderado. Este último publicó en 1894 el libro
“Organización y campaña a Lima del batallón movilizado Quillota”, una cantera de
informaciones que clama por investigadores.
No todos los integrantes del
mencionado batallón eran quillotanos y muchos quillotanos se incorporaron a
otras unidades militares. Figueroa anota
en su obra: “Más de 2.500 quillotanos
formaron en los batallones Cazadores del Desierto, Lautaro, Aconcagua, Talca,
Chillán, Rengo y otros según consta de documentos existentes en la secretaría
de la Comandancia de Armas de este departamento”. Los hermanos Augusto y Horacio Nordenflycht
Prieto fueron dos de ellos. Augusto fue
capitán del “Lautaro”, muriendo a los 43 años en Miraflores como capitán
ayudante del regimiento “Aconcagua”, y Horacio fue capitán ayudante del
batallón movilizado “Valdivia” con el cual hizo toda la campaña de Lima.
Figueroa recuerda al novelista,
historiador y periodista porteño Justo Abel Rosales (1855-1896), que en nuestra
ciudad, muy joven, colaboró en el periódico “El Pueblo de Quillota”. Fue subteniente del “Aconcagua”.
En 1979 se publicó el libro “Dos
soldados en la Guerra del Pacífico” que contenía un diario y un epistolario de
dos soldados rasos. Las cartas las envió
Abraham Quiroz, desde San Bernardo, donde estaba acantonado el batallón
“Cazadores del desierto”, a su padre quillotano Luciano Quiroz. Recordaba a sus hermanos, parientes,
conocidos y a su primo Pascual.
Por un decreto presidencial, a los dos meses del inicio de la guerra, se
creó el regimiento “Esmeralda”, popularmente llamado Regimiento de los Pijes,
por la clase social de sus integrantes.
Su comandante, el quillotano Santiago Amengual, tenía un plazo de veinte
días para adiestrarlos.
Gracias a la obra “Héroes del
silencio. Los veteranos de la Guerra del
Pacífico (1884-1924)”, publicado el año 2009, de Carlos Méndez Notari tenemos
informaciones de cuatro veteranos quillotanos lisiados.
El anexo del libro contiene
antecedentes de 172 lisiados.
-Hijinio Figueroa – carpintero-
“Santiago”- lee y escribe.
-Francisco Reyes- zapatero-
“Lautaro”- no lee y escribe.
-Roberto Simpson-comerciante-“Naval
de Valparaíso”- lee y escribe.
-Miguel Tapia-abastero- “2º de
Línea”- lee y escribe.
Las edades de Reyes, Simpson y Tapia
eran, 25, 25 y 27 años, respectivamente.
Belarmino Torres en su trabajo
histórico (1957) entrega datos de Agustín Pinochet Ramírez, participante en la
contienda entre mayo de 1881 y junio de 1884.
Fue alcalde y regidor de nuestra ciudad.
Menciona también a Abel Arredondo que participó en diversas campañas
bélicas. Fue empresario.
Por su parte, Santiago 2º Escuti
Orrego (hijo del rector) en una crónica de “El Observador” (mayo de 1978)
recuerda el desfile, con motivo del 21 de mayo, de la Sociedad de Veteranos del
79, precedidos por el Orfeón Municipal a los sones de la Canción de
Yungay. Primeros años del siglo
pasado. Algunos nombres: Almirante Juan
Oscar Goñi, general Estanislao Del Canto, el escritor Alberto Mauret Caamaño,
Carlos Escuti Orrego y Manuel Franke.
Estos dos últimos subtenientes abanderados del Regimiento Atacama.
“1879” se titula el valioso libro publicado en
1979 por Juan Uribe Echevarría. De él
transcribimos el siguiente poema popular.
El
Quillota
Salud,
coronas y honores
a
los guapos quillotanos
que
fueron en Miraflores
verdaderos
veteranos.
La
tierra de la hermosura
que
hace rendidos esclavos,
por
una rara ventura
también
es tierra de bravos.
Pues
bastante está probado
que
aquel que nació en Quillota,
sea
o no sea soldado
jamás
sufre una derrota.
Quizás
por ella batalle
Dios,
que tan pródigo quiso
hacer
de Quillota un valle
recuerdo
del Paraíso.