Sergio Meier Frei (Quillota, 1965 - 2009) Fue solo
y exclusivamente escritor de Ciencia Ficción, aunque también desarrolló sus
dotes de traductor realizando versiones de H. P. Lovecraft (tanto de sus
cuentos como del apócrifo “Necronomicón”). De formación principalmente
autodidacta, dictó talleres y charlas de literatura, tanto en institutos como
universidades del país, especializándose en Literatura Fantástica y
CF. Por su temprana publicación: “El
color de la amatista” (Don Quixote, l986) fue antologado en “Años Luz. Mapa estelar de la CF en Chile” (Puerto de
Escape, 2006) anunciando allí “La Segunda Enciclopedia de Tlön” (Puerto de Escape, 2007) que es considerada la primera
novela steampunk chilena, además de divulgar en nuestro país, conceptos
científicos como el “paradigma holográfico” o la “teoría de cuerdas” del
universo astronómico. Aún se mantienen inéditas sus novelas: "Una huida hacia la muerte" y "Memorias de un Golem". Más de 20
años cultivó y difundió el género, participando tanto de agrupaciones en
Santiago como Valparaíso, que le transformaron en una figura de culto, dada su
temprana muerte, entre los escasos pero siempre fieles lectores de literatura
fantástica del país.
“La segunda Enciclopedia de Tlön” (2007)
es un hito en la historia de la CF
nacional, pues existen pocas obras que se le puedan comparar en cuanto alcance
metafísico, esotérico, filosófico y científico. Al tratarse de la primera novela CF chilena Steampunk, subgénero de la CF contemporánea que mezcla
realidades virtuales y tecnologías futuras con ambientaciones del pasado,
particularmente de la era victoriana, creo que es simplemente encasillarla por comodidad. Si el Steampunk engendra obras donde
cientificos de la era del vapor usan ciencia y tecnología del futuro, aquí, no sólo se
fabrican aparatos sino que universos enteros. Es más, Sergio Meier decidió ir un poco
más atrás en el tiempo, usando una Edad
de las Luces paralela como el escenario de su drama cósmico. Y eso tiene una
razón fundamental, pues se trata de una época de ferviente desarrollo
intelectual que alcanzó alturas no superadas hasta el presente, pues fue el tiempo de Bach,
Kant, Leibnitz, Newton y Blake, y muchos otros genios inmortales, que no sólo
inspiraron esta obra sino que además la protagonizan.
Algunas de las fuentes literarias de esta obra de Meier
pueden rastrearse entre los Space Operas de la cultura popular cinematográfica
y televisiva, los imperios galácticos de Asimov, el Ciberpunk de William Gibson, y la
obra trascendente de autores como Olaf Stapledon o Lem. Sin embargo, erramos si
creyéramos que sólo sigue tendencias, en vez de crear algo nuevo y propio. Si queremos ser exactos, diremos que “La Segunda Enciclopedia de Tlön” no es ficción basada en la ciencia actual sino, al contrario, en la especulación
científica contemporánea[1].
Usando la técnica posmodernista de Borges para
reutilizar ideas, eventos históricos y elementos literarios, Sergio Meier crea
mundos reconocibles pero a la vez extraños, de una belleza sorprendente. Así, la
descripción de cada uno de los múltiples universos paralelos que lentamente
entrarán en contacto, desencadenando
un Apocalipsis Cósmico, nos hará viajar entre naturalezas holográficas y mundos
victorianos, en medio de conjuras de sabios alquimistas y postulados
científicos imposibles, pero inesperadamente creíbles en boca de los pioneros
científicos: Newton, Leibnitz y Halley, quienes se trenzan en una lucha
que incorpora inteligencias artificiales, matrices de realidad virtual,
agujeros negros, corpora-ciones galácticas e, inclusive, la esotérica
cábala hebrea. Pues tal delirante compendio de saberes no es gratuito, antes
marca una tendencia, rescata un espíritu de época, invocando una inequívoca
seña de identidad futura. Tal como el mismo autor confesara a una revista de
divulgación científica:
“Por primera vez existe en Chile una generación completa familiarizada
con la tecnología, las computadoras e internet, conectada al mundo, a las
últimas tendencias artísticas y científicas, fundamental para que la ciencia
ficción (que podemos definir como “la mitología de la tecnología”) se popularice
y desarrolle en una nación. Además que quienes ocupan en la actualidad
posiciones de liderazgo, también en su mayoría fueron criados con el auge del
cine de género, los videojuegos y cómics, lo que les otorga una visión más
completa y desprejuiciada de la creatividad y las posibilidades de la
imaginación. Todo lo anterior instala a la fantaciencia criolla en uno de los
mejores escenarios que haya conocido nunca”. (Entrevistado para el artículo “Ciencia ficción: El Futuro de Chile”, por Francisco Ortega, Revista Muy Interesante, julio
2007. pp. 17)
Pero, como todo trabajo
literario inclasificable, esta novela tiene más de una lectura, pues bajo dicha
capa científica, existe una no menos importante que es la artística. Y
soportando a ésta última, se encuentra un nucleo teológico y esotérico de gran
riqueza. Figura fundamental de la misma es la concepción filosófica, poética y
religiosa del poeta inglés William Blake. Además, Meier nos introduce al concepto de realidad virtual, donde el mundo
material no existe sino que es reemplazado en una simulación tecnológica
sin fin.
Uniendo todo lo anterior, “La Segunda Enciclopedia de Tlön” reutiliza los conceptos
herméticos y esotéricos como argamaza intratextual, a la manera de la teoría de fractales, que
repite patrones a todas las escalas, esta novela puede ser leída y releída
incesantemente, sin entregar todas sus claves, menos para un lector
desprevenido o poco acucioso.
“El Universo de Alex, “el Trazante”, cambiaba constantemente, pasaban él
y sus compañeros dando saltos entre las colonias (el entramado fractal, como
delgados hilillos flexuosos...)
Si la ciudad era alucinada ¿entonces cómo estar seguros de que la
forma humana que poseían era la verdadera? ¿Cuáles serían sus verdaderos
cuerpos? La conciencia de estar prisioneros en un Universo Artificial alteraba
la valoración estética, hasta dejar de prestar atención a los cánones
tradicionales de belleza y fealdad.
El descubrimiento de que estaban en un Universo Artificial se produjo
cuando los primeros Alquimistas de la
Matriz encontraron paradojas insostenibles con la física y la
razón (p.ej. estrellas más antiguas que la edad estimada del Universo).
Entonces los primeros Escogidos formaron un pequeño grupo para luchar por la Restauración ,
mientras que el resto de la humanidad permanecía inadvertida. El Maestro había
dicho: “Hemos soñado el mundo. Lo hemos soñado resistente, misterioso, visible,
ubicuo en el espacio y firme en el tiempo; pero hemos consentido en su
arquitectura tenues y eternos intersticios de sinrazón para saber que es
falso”. (Sergio
Meier, 2007. Pp. 22)
Y aquí tenemos un indicio notable de la
comunicación entre pares, del entramado de citas cómplices y resonancias
inquietantemente familiares; pues al igual que Miralles y su protagonista
contemplativo del mundo jupiteriano, o la equívoca identidad robada del
narrador de la novela de Correa; Meier nos entrega un personaje-y-alter ego
capaz de viajar entre múltiples realidades, pero a la vez, incapacitado para
permanecer en cualquiera de ellas. Esta ubicuidad fugaz, esta evanescente
presencia, esta virtualidad provinciana, hacen de la novela y su autor, el más
claro ejemplo de conciencia “autoreflexiva” de un narrador chileno posmoderno y
provinciano, que nunca ha salido de su “locus amoenus”, transformándolo en un
infernal “axis mundi”, desde donde contemplar espejeante, pero decididamente
crítico, el devenir conflictivo -nunca conflictuado- del género de la CF , ante el horizonte
historiográfico de cierta literatura realista que homogéneamente se
autodenomina “chilena”. Por eso, el mal entendido
“escapismo” del género será necesariamente una estrategia discursiva que nos
sumerge en nuestros temores, nuestras carencias, nuestros vicios y defectos,
revisando el revés de una trama socio-histórica que se desteje hacia la
desmemoria y el ocultamiento.
Marcelo Novoa
[1]
“Tales fenónemos cuánticos tienen un carácter
definitivamente holográfico y no-determinístico. De ser cierto, la búsqueda de
la conciencia artificial que emprendieron los informáticos hace ya mucho
tiempo, tendrá que esperar por el desarrollo de computadores cuánticos.
Finalmente, el desarrollo de la teoría de los agujeros negros, que con su
apetito voraz son capaces de alterar la trama misma del espacio-tiempo, da pie
a muchas teorías audaces de universos paralelos comunicados entre sí a traves
de éstos. Universos en racimos, que conviven en una continuidad
espacio-temporal en un eterno presente, siendo contemporáneos todos los eventos
de la historia en éste todos los universos paralelos”. Omar Vega, en el prólogo a “La Segunda Enciclopedia de Tlön” (Puerto de Escape, 2007 pp. 12)