domingo, 8 de mayo de 2016

Quillota y la Constitución de 1828






        El jueves 25 de septiembre de 1828, el periódico santiaguino “La Clave de Chile” (n°26) publicó un informe anónimo alusivo a la promulgación y juramento de la Constitución de 1828 en nuestra ciudad durante los días 16, 17, 18, 19 y 20 del citado mes.

        “La Clave de Chile” circuló durante los años 1828 y 1829 (111 números publicados); era continuador de “La Clave”, periódico editado por Melchor José Ramos y otros.

        Quillota, 18 de septiembre. Queda ya promulgada y jurada en esta ciudad la Constitución Política de la República. El 16 hubo un gran paseo para conducirla desde la Casa del Gobernador a la Casa Consistorial, i puedo asegurar V.S que no quedaron arriba de dos o tres vecinos acomodados que no asistiesen, e igualmente toda la caballería e infantería la cual hizo dos descargas durante la ceremonia. Ayer 17 ha sido la jura: la concurrencia ha sido extraordinaria porque el pueblo esperaba con ansias este día para manifestar prácticamente su adhesión y amor a las nuevas leyes. V.S. fórmese una idea aproximativa, al menos del número de concurrentes considerando que a pesar de ser el tabladillo bastante firme i espacioso, se venció al peso de la jente que había subido a él, poco después de la lectura i juramento de la Autoridades, i a tiempo que un muchacho iba a pronunciar el elojio a nuestra Gran Carta, en una brillante loa que había preparado con este objeto. Las averías por fortuna no han sido de tanta consideración como puede tener el aspecto de aquel trastorno inesperado. Una que otra señora i algunos niños salieron solamente lastimados, la mayor parte de los que se hundieron pudieron salvarse, dando sobre los asientos i personas que habían caído primero; pero el regocijo reaparecio inmediatamente en los semblantes de todos ellos porque no era posible sentir otra cosa en aquel instante de arrojo y entusiasmo.  Hoy se ha celebrado la Misa de Gracias con toda solemnidad, el Sr. Bauzá, nuestro cura, ha predicado un valiente, exaltado, i con la elocuencia i nervios que le son tan familiares, la justicia de la causa que el País abrazó ahora hace dieciocho años, recomendándonos con indecible persuasión del amor, obediencia,  fidelidad y respeto que debíamos al Código Sagrado que acabábamos de jurar. Hemos tenido cinco descargas, i esta noche tendremos juegos, a mas de los bailes que se preparan para mañana y pasado. Me sería describir a V.S. muchas otras circunstancias que han contribuido, no poco, a descubrir la opinión de estos habitantes con respecto al órden de las cosas; pero bástame por ahora decir a V.S. que aquella es enteramente conforme a la de los Pueblos más decididos de la Republica por la Constitución, el Gobierno i el Congreso.”

        El autor del texto menciona al “Sr. Bauzá, nuestro cura”, se trata del fray Juan Antonio Bauzá, nacido y fallecido en Santiago (1765-1845) que, el año 1828, fue nombrado Cura Párroco de Quillota y elegido diputado del Congreso por la provincia de Colchagua durante el mismo año. Este multifacético sacerdote, culto y letrado, amigo de José de San Martín, fue rescatado del olvido por J. Joaquín Matte Varas en su obra “Capellanes de la Patria Vieja” (1983).

        “La Constitución Liberal Democrática de 1828” es el título que Gabriel Salazar da al apartado dedicado al texto en su libro “Construcción de Estado en Chile” (2005).  En dicho texto, el autor escribe que el Congreso de 1826-1827 se auto disolvió, no sin antes designar una Comisión Nacional para consultar a la nación sobre la futura forma de gobierno (federal o unitaria). Entre los meses enero y febrero de 1828 se eligieron a los diputados para formar el nuevo Congreso Constituyente. Éste se concentró exclusivamente en redactar la Constitución del Estado, sesionado en la Iglesia de Santo Domingo de Valparaíso, en dos meses (de junio a fines de julio). La Constitución fue firmada por el Vicepresidente Francisco Antonio Pinto, el 8 de agosto de 1828.

        Simón Collier, en su obra “Ideas y Política de la Independencia Chilena” (1977) afirma: “La Comisión que redactó la nueva Constitución dispuso del consejo y ayuda de José Joaquín de Mora, el distinguido literato español y liberal vagabundo”.

        Los diputados quillotanos Manuel Echeverría y Manuel Gormaz integraron el Congreso General Constituyente junto a Francisco Ramón Vicuña, diputado por Osorno y también abuelo de Benjamín Vicuña Mackenna.

        El texto constitucional constaba con 134 artículos. Salazar destaca 16 ideas centrales, entre ellas: “Para ser ciudadano no se exigió saber leer y escribir, ni tener un monto mínimo de ingreso; la República Representativa Popular como forma de gobierno; los miembros del municipio serán elegidos directamente por el pueblo; quedan abolidos para siempre los mayorazgos.”

        Gabriel Salazar constata además que: “(…) a fines de 1828, el Jefe de Estado (el culto y ecuánime general Pinto) pudo, por fin, gobernar como no lo habían podido hacer ni Ramón Freire, ni Manuel Blanco Encalada, ni Agustín Eyzaguirre, esto es: respaldado en una Constitución Política y con dos Cámaras Legislativas funcionando. Al Congreso de 1828, no sería posible, por tanto, aplicarle los epítetos de “efímero”, “caótico” o “infructuoso”, que Barros Arana endilgó a todos los Congresos liberales. Pues no fue atacado durante su labor propiamente constituyente. El ataque, (…), caería como un rayo sobre el régimen político que ese Congreso instauró”.

        Los privilegiados poderes fácticos, en los procesos constituyentes, suelen actuar así.