El jueves 25 de septiembre de 1828, el periódico santiaguino
“La Clave
de Chile” (n°26) publicó un informe anónimo alusivo a la promulgación y
juramento de la
Constitución de 1828 en nuestra ciudad durante los días 16, 17,
18, 19 y 20 del citado mes.
“La Clave
de Chile” circuló durante los años 1828 y 1829 (111 números publicados); era
continuador de “La Clave”,
periódico editado por Melchor José Ramos y otros.
“Quillota, 18 de
septiembre. Queda ya promulgada y jurada en esta ciudad la Constitución Política
de la República. El
16 hubo un gran paseo para conducirla desde la Casa del Gobernador a la Casa Consistorial,
i puedo asegurar V.S que no quedaron arriba de dos o tres vecinos acomodados
que no asistiesen, e igualmente toda la caballería e infantería la cual hizo
dos descargas durante la ceremonia. Ayer 17 ha sido la jura: la concurrencia ha sido
extraordinaria porque el pueblo esperaba con ansias este día para manifestar
prácticamente su adhesión y amor a las nuevas leyes. V.S. fórmese una idea
aproximativa, al menos del número de concurrentes considerando que a pesar de
ser el tabladillo bastante firme i espacioso, se venció al peso de la jente que
había subido a él, poco después de la lectura i juramento de la Autoridades, i a
tiempo que un muchacho iba a pronunciar el elojio a nuestra Gran Carta, en una
brillante loa que había preparado con este objeto. Las averías por fortuna no
han sido de tanta consideración como puede tener el aspecto de aquel trastorno
inesperado. Una que otra señora i algunos niños salieron solamente lastimados,
la mayor parte de los que se hundieron pudieron salvarse, dando sobre los
asientos i personas que habían caído primero; pero el regocijo reaparecio
inmediatamente en los semblantes de todos ellos porque no era posible sentir
otra cosa en aquel instante de arrojo y entusiasmo. Hoy se ha celebrado la Misa de Gracias con toda
solemnidad, el Sr. Bauzá, nuestro cura, ha predicado un valiente, exaltado, i
con la elocuencia i nervios que le son tan familiares, la justicia de la causa
que el País abrazó ahora hace dieciocho años, recomendándonos con indecible
persuasión del amor, obediencia,
fidelidad y respeto que debíamos al Código Sagrado que acabábamos de
jurar. Hemos tenido cinco descargas, i esta noche tendremos juegos, a mas de
los bailes que se preparan para mañana y pasado. Me sería describir a V.S.
muchas otras circunstancias que han contribuido, no poco, a descubrir la
opinión de estos habitantes con respecto al órden de las cosas; pero bástame
por ahora decir a V.S. que aquella es enteramente conforme a la de los Pueblos
más decididos de la
Republica por la Constitución, el Gobierno i el Congreso.”
El autor del texto menciona al “Sr. Bauzá, nuestro
cura”, se trata del fray Juan Antonio
Bauzá, nacido y fallecido en Santiago (1765-1845) que, el año 1828, fue
nombrado Cura Párroco de Quillota y elegido diputado del Congreso por la
provincia de Colchagua durante el mismo año. Este multifacético sacerdote,
culto y letrado, amigo de José de San Martín, fue rescatado del olvido por J. Joaquín Matte Varas en su obra “Capellanes de la Patria Vieja”
(1983).
“La
Constitución Liberal Democrática de 1828” es el título que Gabriel Salazar da al apartado dedicado
al texto en su libro “Construcción de Estado en Chile” (2005). En dicho
texto, el autor escribe que el Congreso de 1826-1827 se auto disolvió, no sin
antes designar una Comisión Nacional para consultar a la nación sobre la futura
forma de gobierno (federal o unitaria). Entre los meses enero y febrero de 1828
se eligieron a los diputados para formar el nuevo Congreso Constituyente. Éste
se concentró exclusivamente en redactar la Constitución del
Estado, sesionado en la
Iglesia de Santo Domingo de Valparaíso, en dos meses (de
junio a fines de julio). La
Constitución fue firmada por el Vicepresidente Francisco
Antonio Pinto, el 8 de agosto de 1828.
Simón Collier, en
su obra “Ideas y Política de la Independencia Chilena”
(1977) afirma: “La Comisión que redactó la
nueva Constitución dispuso del consejo y ayuda de José Joaquín de Mora, el
distinguido literato español y liberal vagabundo”.
Los diputados quillotanos Manuel Echeverría y Manuel Gormaz
integraron el Congreso General Constituyente junto a Francisco Ramón Vicuña,
diputado por Osorno y también abuelo de Benjamín Vicuña Mackenna.
El texto constitucional constaba con 134 artículos. Salazar
destaca 16 ideas centrales, entre ellas:
“Para ser ciudadano no se exigió saber leer y escribir, ni tener un monto
mínimo de ingreso; la República Representativa Popular como forma de
gobierno; los miembros del municipio serán elegidos directamente por el pueblo;
quedan abolidos para siempre los mayorazgos.”
Gabriel Salazar constata además que: “(…) a fines de 1828, el Jefe de Estado (el
culto y ecuánime general Pinto) pudo, por fin, gobernar como no lo habían
podido hacer ni Ramón Freire, ni Manuel Blanco Encalada, ni Agustín Eyzaguirre,
esto es: respaldado en una Constitución Política y con dos Cámaras Legislativas
funcionando. Al Congreso de 1828, no sería posible, por tanto, aplicarle los
epítetos de “efímero”, “caótico” o “infructuoso”, que Barros Arana endilgó a
todos los Congresos liberales. Pues no fue atacado durante su labor propiamente
constituyente. El ataque, (…), caería como un rayo sobre el régimen político
que ese Congreso instauró”.