viernes, 27 de abril de 2018

Una ciudad bonita situada en un valle ruiseño



 Quillota, á 21 leguas N. O. de Santiago, la capital, está á 12 N. E. de Valparaíso. Esa ciudad bastante bonita, larga y estrecha está situada en un valle mui risueño.

Produce en abundancia todo lo necesario para la vida; sus campos se ven sucesivamente cubiertos de cebada, maíz, avena, lino, cáñamo, viñas y otros frutos de Europa.

Los víveres son tan comunes que se dan ocho panes—pesa cada uno seis onzas—por la menor moneda de plata del país y que equivale á seis sueldos, tres denarios de Francia; por la misma suma se pueden obtener doce ó veinte huevos y también carne en proporción.

Observaré aquí, que ésta, siendo la menor moneda del lugar, es considerada en el mercado como un sueldo de Francia, más ó menos. La modicidad de ese precio da ocasión para que fácilmente se juzgue la abundancia de víveres en Quillota pues, en ninguno de Europa, ciertamente, se podría obtener la misma cantidad de víveres con suma tan pequeña.

Hay, igualmente, mucha leche con la que hacen un excelente queso de chanco, renombrado por su bondad y con el que se hace gran comercio: su forma es redonda y aplastada como el de Gruyere tan conocido en Francia, y el peso de cada queso es de ocho a treinta y dos libras. Dudo que en Europa se encuentre otro tan bueno.

Se fabrica buena tela de lino y cordeles con el cáñamo que ahí se cosecha, lo que produce grandes entradas á la ciudad por el extenso comercio que tiene con Lima para el uso de sus embarcaciones.

Son encantadores los contornos de la ciudad: llenos de jardines cultivados con arte y simetría; producen frutas tan buenas y tan grandes como en Santiago. La temperatura es la misma.

Como ya lo he dicho, la ciudad es estrecha; pero su largo es bastante espacioso para contener los ocho mil habitantes que encierra. Las casas, en jeneral, son bajas; es raro que tengan otros departamentos que un principal; no obstante su uniformidad, se las ve muy lindas y formar largas calles muy hermosas.

Los habitantes son afables y muy inclinados a las diversiones; aman mucho la música y tocan muy bien la guitarra, su instrumento favorito; también tienen pasión por la danza, que ejecutan con gracia y ligereza; pero tienen irresistible inclinación por la bebida.

Hé aquí su manera de bailar: aunque las mujeres son por naturaleza muy vivas, en la mayor parte de sus danzas llevan sus brazos pendientes ó plegados bajo el rebozo, que es una especie de manteleta. Al bailar el zapateo, una de las danzas más en uso, tienen los brazos levantados y golpean á menudo las manos como pasa en algunos bailes en Francia. El zapateo se baila con cambios de sitio, por decirlo así, y se sostienen en la punta de los pies y en los talones; parece que apenas se mueven, más bien se deslizan que tienen cadencia.

Hay, sin embargo, una danza muy animada y muy lasciva que se baila mucho y se llama lariate  nombre derivado ele los indios de la provincia: ha sido introducida por los negros de la Guinea y los españoles la bailan en casi todos sus establecimientos.

El gusto es tan vivo y original, que hasta los mismos niños la bailan apenas se pueden tener en pié.

Este baile tiene lugar al son de la guitarra y del canto.

Los hombres se colocan frente á frente de las mujeres y los espectadores forman un círculo alrededor de los bailadores y de los tocadores: uno de esos espectadores ó de los bailarines canta una canción cuyo estribillo es repetido y seguido de palmoteos de manos; los bailarines entonces con los brazos semi-levantados, saltan, giran, se mueven para atrás y para adelante, se aproximan á dos piés los unos de los otros y retroceden cadenciosamente hasta que el son del instrumento ó el tono de las voces les advierte que deben acercarse; entonces se golpean el vientre los unos á los otros, tres ó cuatro veces seguidas, y se alejan saltando, para hacer los mismos movimientos, con ademanes muy lascivos é indecentes regulados por el son de los instrumentos: de cuando en cuando entrelazan los brazos, dan varias vueltas, continuando en golpearse el vientre y dándose besos, pero sin perder la cadencia. Se asombrarían en Francia con un baile tan indecente; pero casi es común á todos los países de la América Meridional.

Diré también que en esos bailes es de regla beber vino, aguardiente ú otros licores y también fumar el cigarrillo


Viajes por el interior de la América Meridional. Julian Mellet. Imprenta y Encuadernación Universitaria. Santiago 1908. CAPITULO XV,  Quillota.—Baile del país.—Valparaíso.—Almendral. Traducido de la 2. a edición francesa de 1824.