lunes, 13 de julio de 2009

Cualidades y calidades de Zorobabel Rodríguez


En 1906, la señorita Carmela Rodríguez Rozas, cinco años después de la muerte de su padre don Zorobabel Rodríguez, publicó en el periódico “El Quillotano” algunos pensamientos del ilustre hijo de Quillota, consignados en sus escritos. Nosotros nos hemos permitido transcribir uno de ellos, en una forma más amplia, porque revela una importante faceta de la personalidad de Rodríguez. Escuchémoslo, después de 117 años:

La opinión pública, la historia misma, han mirado siempre con particular respeto a ciertos hombres que han consagrado todas las horas de su existencia, todos los recursos de su corazón y de su mente al servicio de una idéntica causa, a la propagación desinteresada de unas mismas ideas. Y esto no porque el hombre no sea susceptible de errar de buena fe y por consiguiente de abandonar con razón en un momento dado la primitiva dirección de sus pensamientos y acciones; sino porque lo que ordinariamente sucede es que se cambie, no por acercarse a la verdad, sino por acercarse a la fortuna.

¡Felices por lo tanto aquellos que, comprometidos en un sendero, pueden marchar por él toda su vida, cada vez más y más persuadidos de que conduce al bello ideal que vislumbró la mente en las dulces horas de las juveniles ilusiones! ¡Felices aquellos que bajan al sepulcro envueltos en la misma destrozada y gloriosa bandera que los ha guiado en todos los grandes combates de la vida!”.

Sin lugar a dudas, fue Zorobabel Rodríguez un apasionado hombre de principios; no fue un “tejedor” o un “veleta”, como se decía en el siglo pasado; no fue un oportunista, como decimos hoy, eligiendo un fácil, pero tortuoso y mediocre camino.

Mas el quillotano no sólo tuvo principios, sino que cultivó con éxito la poesía, la novela y la filología. Se distinguió también como periodista, parlamentario y economista. En 1863 publicó su obra “La Cueva del Loco Eustaquio”, una de las mejores novelas costumbristas chilenas, ambientada en Quillota y Santiago, con la cual su nombre pasó a las historia de nuestra literatura. “Zorobabel Rodríguez fue una de las figuras intelectuales más notables de la vida chilena”, constata con autoridad la investigadora Sofía Correa Sutil en el importante libro “Catolicismo y Laicismo”, publicado en 1981. (1990).-