Ninguna novela histórica quillotana se ha publicado hasta ahora. Es una falencia para una ciudad que se acerca a los 300 años de su fundación y que ya tiene dos siglos como urbe republicana. A propósito de esta carencia literaria revisé mis apuntes de lecturas sobre un personaje que con sus parientes y amigos, podría ser el núcleo de un relato novelesco. Me refiero a Eugenio Cortés y Azúa (1777 – 1849) que aunque siendo santiaguino de nacimiento vivió sus primeros siete años en Quillota hasta la prematura muerte de su madre, Francisca de Paula y Azúa. Su padre Ramón Cortés y Madariaga (“Hombre alcohólico y violento”) murió en Quillota como “procer” en 1812 y Francisca fue sepultada en la Iglesia Santo Domingo.
Un tío paterno de Eugenio, el presbítero chileno José Joaquín Cortés y Madariaga (1764 – 1827) integró la Primera Junta de Gobierno en Caracas el 19 de abril de 1810 y es un personaje histórico de Venezuela. La abuela materna de Eugenio era la Marquesa de Cañada Hermosa, título que heredó Cortés junto con el patrimonio (1839).
Huérfano de madre, nuestro personaje vive en Lima con una tía, después estudia en España y en 1802 es alférez de navío de la Real Armada. Dos años después es apresado por los ingleses y durante el cautiverio se ganó las simpatías de una inglesita llamada Fanny. En 1805 Cortés volvió a España y al año siguiente se casó en Lima con María del Carmen del Alcázar. Hijo de este matrimonio es Felipe Eugenio Cortés, cabeza de una familia propietaria de la hacienda “El Melón”.
Ya casado, Eugenio vive en México 8 años, vuelve al Perú republicano donde es nombrado contralmirante y en 1835 regresa a Chile, hasta su muerte.
Sobrina de Cortés fue Constanza de Nordenflycht y Cortés, limeña, pareja y madre de los hijos de Diego Portales, que es protagonista de, al menos, dos novelas. Un sobrino de Constanza, Augusto de Nordenflycht murió el 15 de enero de 1881 en la Batalla de Miraflores. Es otro quillotano olvidado.
Dos libros del biógrafo y genealogista Manuel Torres Marín son fuentes de esta nota.
Un tío paterno de Eugenio, el presbítero chileno José Joaquín Cortés y Madariaga (1764 – 1827) integró la Primera Junta de Gobierno en Caracas el 19 de abril de 1810 y es un personaje histórico de Venezuela. La abuela materna de Eugenio era la Marquesa de Cañada Hermosa, título que heredó Cortés junto con el patrimonio (1839).
Huérfano de madre, nuestro personaje vive en Lima con una tía, después estudia en España y en 1802 es alférez de navío de la Real Armada. Dos años después es apresado por los ingleses y durante el cautiverio se ganó las simpatías de una inglesita llamada Fanny. En 1805 Cortés volvió a España y al año siguiente se casó en Lima con María del Carmen del Alcázar. Hijo de este matrimonio es Felipe Eugenio Cortés, cabeza de una familia propietaria de la hacienda “El Melón”.
Ya casado, Eugenio vive en México 8 años, vuelve al Perú republicano donde es nombrado contralmirante y en 1835 regresa a Chile, hasta su muerte.
Sobrina de Cortés fue Constanza de Nordenflycht y Cortés, limeña, pareja y madre de los hijos de Diego Portales, que es protagonista de, al menos, dos novelas. Un sobrino de Constanza, Augusto de Nordenflycht murió el 15 de enero de 1881 en la Batalla de Miraflores. Es otro quillotano olvidado.
Dos libros del biógrafo y genealogista Manuel Torres Marín son fuentes de esta nota.