domingo, 17 de julio de 2011

Balmaceda, la Educación y Quillota


Entre los aspectos relevantes del gobierno del Presidente Balmaceda (1886-1891) están las obras públicas y la política educacional.

En su clásico ensayo sobre Balmaceda y la que él llama “la contrarrevolución de 1891”, el historiador Hernán Ramírez Necochea señala que: “También se construyeron más de ochenta edificios para establecimientos educacionales con capacidad para unos 35.000 estudiantes, lo que significó un paso decisivo en el progreso de la educación pública”. Entre esos edificios está el de la actual Escuela “República Argentina” de Quillota.

En educación primaria o básica, el autor citado consigna: “Entre 1887 y 1890 fueron creadas alrededor de 300 escuelas primarias, lo que representó un aumento superior al 30% con respecto a las que existían en 1886. En el mismo lapso, el número de profesores subió de 1.232, en 1886, a 1.800 aproximadamente, en 1890”.

En 1889 se celebró el Primer Congreso Pedagógico, con el apoyo del gobierno, que tuvo una importancia extraordinaria para el desarrollo de la enseñanza básica.

En enseñanza secundaria o media se crearon diez liceos, entre ellos el Liceo de Hombres de Quillota y el Liceo de Niñas de Valparaíso, el primero de Chile.

El periodista y escritor Orlando Arancibia Ramírez de Arellano, ilustre ex alumno del liceo, en una de sus crónicas, nos informa que: “Se fundó el Liceo de Quillota el 2 de enero de 1890 y empezaron las clases el día 7 de abril de ese mismo año. Por decreto Nº 139 de 22 de ese enero, firmado por el Presidente don José Manuel Balmaceda y su Ministro de Instrucción, don Isidoro Errázuriz, se designó rector al Sr. Juan N. Rencoret B., quien permaneció en este cargo hasta el 10 de agosto de 1891,…

El edificio elegido para que funcionara el flamante establecimiento fue una propiedad del vecino de Quillota, don Daniel Cuervo”… (en calle O'Higgins).

Según la revista liceana “Ariel” (1930), que nos facilitó el apasionado ex alumno Jaime Brito Orrego, el establecimiento “Contaba con una matrícula de 171 alumnos: 98 en el curso preparatorio y 73 en el primer año de humanidades y, con una asistencia media de 100 alumnos”.

Considerando que en los liceos la función docente es desempeñada por profesionales de diversas categorías o simplemente por aficionados, el gobierno creó el Instituto Pedagógico, que abrió sus puertas en 1889. Iniciándose así la formación de profesores especialistas en diferentes asignaturas.

Orlando Arancibia destaca entre los primeros profesores liceanos de 1890 a don Luís Rivadeneira (hombre de gran cultura, bondadoso y alegre) y al teniente Francisco A. Figueroa Brito, abanderado del Batallón movilizado “Quillota” en la Guerra del Pacífico, profesor de Educación Física