sábado, 28 de septiembre de 2013

Simón Bolívar Rodríguez Rozas, periodista y ensayista

 
En octubre de 1899 don Reginaldo Calderón se asoció con don Simón B. Rodríguez Rozas, hijo de don Zorobabel, y EL GLOBO se transformó en EL COMERCIO. La sociedad duró  sólo tres meses y ambos periódicos, EL COMERCIO y EL GLOBO, siguieron publicándose  independientemente.


EL COMERCIO, cuyo epígrafe era “Publicación Científica, Agrícola e industrial”, en manos de su propietario don Simón Rodríguez, tuvo  una corta  vida (circuló hasta  marzo de 1900), pero presenta características que  me parecen interesantes. Publicó en sus páginas, por  ejemplo, artículos  referentes a la historia de Quillota, escritos  por  don  Simón, que  deseaba continuar  el trabajo  iniciado por Benjamín Vicuña M. en el libro “De Valparaíso a  Santiago”. Dio también cabida en  sus  columnas a la obra “Nuevos   chilenismos” y a informaciones  sobre el Congreso Científico General Chileno”.


Con estas palabras, en un artículo dedicado a los primeros periódicos  quillotanos, recordamos a Simón Bolívar Rodríguez Rozas (1864-1909), uno de los  hijos  profesionales de Zorobabel Rodríguez Benavides y hermano de Zorobabel y Alfredo. Los  cuatro  fueron periodistas vinculados  al partido Conservador y tres  de  ellos, abogados. Simón  era  ingeniero agrónomo y en 1884  colaboró  en el periódico conservado santiaguino “El Independiente” con el seudónimo de Apis. Cinco  años  después publicó  en la  Revista del Progreso un estudio  sobre la “Teoría de la Evolución”. En 1890 redactó “El Quillotano”.

Según  Virgilio Figueroa, se  distinguió “ como escritor  científico y por  sus ideas  filosóficas y  vegetarianas “ y  “Tenía  alma de  sabio y filántropo” (1).

Simón  volvió  a Chile, desde el Perú, en 1895 y se radicó  en Quillota.

Durante  las  primeras  décadas  del  siglo pasado  se escribieron e  imprimieron en Quillota tres  textos de autores quillotanos.

En 1938 el profesor  de Castellano y Filosofía  Tomás Ibáñez Sanhueza (1907) publicó “Don Crescente  Errázuriz. Su vida y personalidad”  (Imprenta “La  Importadora”), ensayo premiado sobre  el  sacerdote  e historiador.

Las  otras  dos  obras las publicó Rodríguez en 1901 y 1906, impresas  en  nuestra  ciudad. Las revisamos en  las  bibliotecas “Severín” y Nacional, respectivamente.

“La Carpofagía.  Estudio sobre  la alimentación de frutos, natural del hombre” es  el  título de la primera,  primer tomo, de cuatro, con 394 páginas (Imprenta   “EL GLOBO”).

La segunda  obra es un folleto de sólo 71 páginas (Imprenta “El Diario”), pero de  sugerente título: “Malthus, Zorobabel Rodríguez y  el socialismo cristiano “. Sería  interesante leerlo.


1) Entre sus múltiples facetas destaca haber sido el primer director de la  Oficina del Trabajo, fundada en 1907 con el objetivo de asumir el registro de los asuntos laborales. Este organismo dependía del Ministerio de Industria y Obras Públicas. Su misión comprendía el estudio de proyectos de ley y la recopilación de información estadística sobre salarios, precios, costo de la vida, vivienda, entre las principales.
 
Bajo su mandato en la Institución se publicó un interesante estudio sobre “Estadística del Trabajo”, su historia, naturaleza, límites y su carácter educativo. Estableció un sistema de canje de publicaciones con las Oficinas del Trabajo que existían en esos años a nivel internacional, lo que permitió a los parlamentarios, publicistas y estudiosos chilenos imponerse de las más recientes investigaciones sobre materias sociales. (NE) Fuente: La Inspección General del Trabajo, El surgimiento de la Fiscalización Laboral 1924-1934 de Marcos Antonio Rodríguez Rojas; División de Estudios de la Dirección del Trabajo, 2010.-