“En octubre de 1899 don Reginaldo Calderón se asoció con don Simón B. Rodríguez Rozas, hijo de don Zorobabel, y EL GLOBO se transformó en EL COMERCIO. La sociedad duró sólo tres meses y ambos periódicos, EL COMERCIO y EL GLOBO, siguieron publicándose independientemente.
EL COMERCIO, cuyo epígrafe era “Publicación Científica, Agrícola e industrial”, en manos de su propietario don Simón Rodríguez, tuvo una corta vida (circuló hasta marzo de 1900), pero presenta características que me parecen interesantes. Publicó en sus páginas, por ejemplo, artículos referentes a la historia de Quillota, escritos por don Simón, que deseaba continuar el trabajo iniciado por Benjamín Vicuña M. en el libro “De Valparaíso a Santiago”. Dio también cabida en sus columnas a la obra “Nuevos chilenismos” y a informaciones sobre el Congreso Científico General Chileno”.
Con estas palabras, en un artículo dedicado a los primeros periódicos quillotanos, recordamos a Simón Bolívar Rodríguez Rozas (1864-1909), uno de los hijos profesionales de Zorobabel Rodríguez Benavides y hermano de Zorobabel y Alfredo. Los cuatro fueron periodistas vinculados al partido Conservador y tres de ellos, abogados. Simón era ingeniero agrónomo y en 1884 colaboró en el periódico conservado santiaguino “El Independiente” con el seudónimo de Apis. Cinco años después publicó en la Revista del Progreso un estudio sobre la “Teoría de la Evolución”. En 1890 redactó “El Quillotano”.
Según Virgilio Figueroa, se distinguió “ como escritor científico y por sus ideas filosóficas y vegetarianas “ y “Tenía alma de sabio y filántropo” (1).
Simón volvió a Chile, desde el Perú, en 1895 y se radicó en Quillota.
Durante las primeras décadas del siglo pasado se escribieron e imprimieron en Quillota tres textos de autores quillotanos.
En 1938 el profesor de Castellano y Filosofía Tomás Ibáñez Sanhueza (1907) publicó “Don Crescente Errázuriz. Su vida y personalidad” (Imprenta “La Importadora”), ensayo premiado sobre el sacerdote e historiador.
Las otras dos obras las publicó Rodríguez en 1901 y 1906, impresas en nuestra ciudad. Las revisamos en las bibliotecas “Severín” y Nacional, respectivamente.
“La Carpofagía. Estudio sobre la alimentación de frutos, natural del hombre” es el título de la primera, primer tomo, de cuatro, con 394 páginas (Imprenta “EL GLOBO”).
La segunda obra es un folleto de sólo 71 páginas (Imprenta “El Diario”), pero de sugerente título: “Malthus, Zorobabel Rodríguez y el socialismo cristiano “. Sería interesante leerlo.
1) Entre sus múltiples facetas destaca haber sido el primer director de la Oficina del Trabajo, fundada en 1907 con el objetivo de asumir el registro de los asuntos laborales. Este organismo dependía del Ministerio de Industria y Obras Públicas. Su misión comprendía el estudio de proyectos de ley y la recopilación de información estadística sobre salarios, precios, costo de la vida, vivienda, entre las principales.
Bajo su mandato en la Institución se publicó un interesante estudio sobre “Estadística del Trabajo”, su historia, naturaleza, límites y su carácter educativo. Estableció un sistema de canje de publicaciones con las Oficinas del Trabajo que existían en esos años a nivel internacional, lo que permitió a los parlamentarios, publicistas y estudiosos chilenos imponerse de las más recientes investigaciones sobre materias sociales. (NE) Fuente: La Inspección General del Trabajo, El surgimiento de la Fiscalización Laboral 1924-1934 de Marcos Antonio Rodríguez Rojas; División de Estudios de la Dirección del Trabajo, 2010.-