Durante
el último cuarto de siglo pasado y primeros años de la presente centuria, se
publicaron en Quillota numerosos periódicos que constituyen una valiosa fuente
de informaciones de diversa índole para estudiar ese importante periódico de la
historia de nuestra ciudad.
En
el mes de febrero de 1981, tuve la satisfacción de revisar en el Biblioteca
Nacional ejemplares de estos semanarios, sermidiarios y diarios que nos
transportan a un Quillota lejano en el tiempo, pero no por eso menos querido.
El
15 de abril de 1874, hace 108 años, apareció el primer número de EL CORREO DE
QUILLOTA (“Periódico político, literario y comercial”, según su epígrafe), cuyo
director y dueño era don José Nicolás Morán.
Las
cuatro páginas (51x32 cms.) de este semanario, que desde el Nº14 apareció los
días jueves y domingo, tenían cinco columnas que, en los números consultados,
ofrecían el folletín “Un drama íntimo” (1872) de Moisés Vargas Gómez
(1843-1898) a dos pesos; informaban sobre la asistencia de 7.000 personas a la Procesión del Pelícano
de ese año y homenajeaban a don Pedro Félix Vicuña (padre de don Benjamín) con
motivo de su fallecimiento.
En
su Nº1 EL CORREO, que iba a llamarse “Pelícano”, atribuía a la “desidia” la
tardía aparición de un periódico en Quillota y declaraba su independencia
política, que sería efímera, ya que muy pronto se manifiesta su tendencia
liberal de gobierno y apoya en el año 1875 la candidatura oficial del futuro
Presidente Aníbal Pinto G.
Un
dato interesante: el papel del periódico provenía de la fábrica de Limache (el
“Manchester chileno”, según Vicuña Mackenna).
EL
CORREO prolongó su existencia hasta el año 1903 (Nº2710).
Cuatro
meses después del nacimiento de EL CORREO, el 19 de agosto de 1874, apareció un
semanario rival, EL PUEBLO DE QUILLOTA (desde 1876 “Órgano del Partido Liberal
Democrático”, vicuñista), cuyo editor era don José David Olmedo, segundo
Alcalde de la ciudad. En 1875 este periódico, que desde el Nº1 polemizó con EL
CORREO, apoyó la candidatura independiente a la Presidencia de la República de don
Benjamín Vicuña M.
En
su Nº4, encontramos interesantes informaciones sobre los problemas que tenían
“los huasos costinos” en la recova del pueblo; acerca del paseo de los
quillotanos al “llano” y sobre la actuación en Quillota de la actriz trágica
italiana Adelaida Ristori (1821-1906).
En
las columnas de EL PUEBLO se publicaba, durante el año de su aparición, el
folletín “El violín del Diablo”.
Las
cuatro páginas de este periódico fueron leídas por los vicuñistas quillotanos
hasta septiembre de 1878 (nº227).
Otros
periódicos, de corta vida, que algún día revisaremos, en la década del 70 del
siglo XIX fueron: EL CÓNDOR (1877) y EL DEFENSOR DE LA LEY (1879).
“En
1886, don Teodosio S. Figueroa, don Lorenzo Astorga, el cura Don José Martín
González y otros caballeros de tendencias políticas conservadoras, fundaron EL
QUILLOTANO, periódico que fue editado por don José R. Flores. EL QUILLOTANO era
de cuatro hojas tamaño medio Mercurio y aparecía los martes, jueves y sábados”.
Con
estas palabras don Belarmino Torres narra la aparición de este semidiario, que
costaba cinco centavos, y que se publicó hasta el Nº8.409 de julio de 1948 (En la Biblioteca Nacional
se recibió sólo desde el Nº579).
Otros
periódicos, de corta existencia, de la década del 80 fueron EL MAYACA, EL
DERECHO y EL DEBER, que sería interesante revisar.
Durante
el gobierno del estadista don José Manuel Balmaceda, nació en 1890 otro
periódico, llamado LA
SOCIEDAD, que en su Nº8 se definió, mediante su epígrafe,
como “Órgano del Partido Democrático y clases trabajadoras”. Su editor era el
sastre Ricardo Jara y su redactor, Luis Astudillo que centraron sus críticas en
Teodioso S. Figueroa y Reginaldo Calderón Ayala de EL QUILLOTANO, y en don
Agustín Edwards Ross, tenaz opositor de Balmaceda.
LA SOCIEDAD dejó de aparecer en enero de 1891 (Nº30), junto
con EL QUILLOTANO, debido al inicio de la Guerra Civil de ese
año. En Quillota sólo circuló durante el conflicto EL CORREO DE QUILLOTA,
decidido defensor del Presidente.
Durante
la última década del siglo, nacieron otros periódicos; LA UNIÓN LIBERAL, LA ASAMBLEA (publicación
radical), LEALTAD, EL IMPARCIAL, LOS DOMINGOS y EL GLOBO (1899).
El
último de los nombrados, políticamente independiente, tenía como editor
propietario al que sería uno de los más destacados periodistas quillotanos, don
Reginaldo Calderón Ayala.
En
los números revisados de EL GLOBO, encontramos poesías de don Santiago Escuti
Orrego y un artículo necrológico dedicado a don Zorobabel Rodríguez Benavides,
fallecido el 29 de septiembre de 1901.
En
octubre de 1899 don Reginaldo se asoció con don Simón Rodríguez Rozas, hijo de
don Zorobabel, y EL GLOBO se transformó en EL COMERCIO. La sociedad duró sólo
tres meses y ambos periódicos, EL COMERCIO y EL GLOBO, siguieron publicándose
independientemente.
EL
COMERCIO, cuyo epígrafe era “Publicación Científica, Agrícola e industrial” en
manos de su propietario don Simón Rodríguez, tuvo una corta vida (circuló hasta
marzo de 1900), pero representa características que me parecen interesantes.
Publicó en sus páginas, por ejemplo, artículos referentes a la historia de
Quillota, escritos por don Simón, que deseaba continuar el trabajo iniciado por
Benjamín Vicuña M. en el libro “De Valparaíso a Santiago”. Dio también cabida
en sus columnas a la obra “Nuevos chilenismos” y a informaciones sobre el
Congreso Científico General Chileno”.
EL
GLOBO, menos científico, pero más comercial, tuvo más larga vida y en el año
1903 se transformó en EL DIARIO que llegó hasta el Nº13.469 del 18 de abril de
1964. Su editor era Reginaldo Calderón
A. y el director don Julio Pizarro Espoz, abogado conservador.
En
el Nº574 de 1903 se aborda en sus columnas “la cuestión obrera”, problema que
preocupaba en esa época no sólo a los quillotanos de EL DIARIO.
Consignaremos
los nombres de otros periódicos de principios de siglo: AURAS DEL MAYACA, LA ASAMBLEA (segunda época),
LA VANGUARDIA
y EL SAN MARTÍN.
Durante
el año 1903 circularon en Quillota siete periódicos. En las siete publicaciones
revisadas (de 21 nombradas), impresas casi todas en establecimientos propios,
hemos encontrado: poesías de Carlos II Lathrop; la novela “El Faro” de Alberto
del Solar e informaciones relativa a un conflicto laboral, a jurados de
imprenta y al fusilamiento de un delincuente (1899). Razones de espacio nos
impiden dejar constancia de muchos otros asuntos de interés.
Arduo
trabajo espera a los investigadores que deban emprender, en un futuro quizás no
muy lejano, la ineludible tarea de estudiar la prensa quillotana de los casi 30
años abarcados en este artículo.