viernes, 7 de febrero de 2014

Hacia una “Historia de Quillota”




El primer sábado del presente año se desarrollaron las Primeras Jornadas de Historia de Quillota convocadas por la Municipalidad, la Empresa Periodística “El Observador” y la Comisión Tricentenario de Quillota.

Los numerosos asistentes escucharon atentamente las interesentes ponencias de nueve expositores, seis de ellos quillotanos.  Los temas abordados por los trabajos se referían a: los quillotanos pre-hispánicos, inmigrantes japoneses, espacios de sociabilidad decimonónicos, el libro Becerro de Illapel, alcaldes y regidores (desde 1935), una espía antibalmacedista, misioneros mormones de 1852, Zorobabel Rodríguez Benavides y la población indígena durante los siglos coloniales. Expusieron sus trabajos: Violeta Abarca, antropóloga física; Nicole Fuenzalida, licenciada en Antropología; y Valeria Sepúlveda, conservadora y restauradora; además del doctor en Historia de la Universidad Católica de Valparaíso, Baldomero Estrada Turra; el Licenciado en Historia, Pablo Montero Valenzuela; el miembro de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, Gastón Fernández Montero; el ingeniero agrónomo e investigador histórico, Eduardo Ibarra Coronado; el recopilador histórico Hugo Quilodrán Jiménez; el periodista y escritor Juan Guillermo Prado Ocaranza; la historiadora de la Universidad de Chile, Luz María Méndez Beltrán; y el historiador y periodista, Roberto Silva Bijit.

Si consideramos que el objetivo historiográfico sería publicar una “Historia de Quillota” antes del 11 de noviembre de 2017, el aporte de las Jornadas es importante, pero es un pequeño avance dada la magnitud de la tarea que requiere varias monografías que deben ser programadas e incentivadas.

Antes de las monografías debería analizarse la real contribución de las obras sobre Quillota publicadas desde 1957 por: Belarmino Torres, Carlos Keller, Nancy Flores y Juan Rivera, Gustavo Boldrini,  Roberto Silva Bijit, Hernán Ávalos, Pablo Montero y Luis Ibarra, y el suscrito, entre otros autores.

Una historia de nuestra ciudad debería contemplar los aspectos que , por ejemplo, considera Cristián Gazmuri en su más reciente trabajo (2012):  política, economía, sociedad, cultura, vida privada y episodios de cada uno de los nueve períodos en que  él divide la historia de Chile entre 1891 y 1994:

Oligárquico liberal (1891-1920); reformismo mesocrático (1920-1932); pugna a varias bandas (1932-1952); Ibáñez y la Derecha (1952-1964); Eduardo Frei Montalva (1964-1970); crisis política y ruptura social (1970-1973); ¿un nuevo Chile? (1973-1980); consolidación institucional (1980-1989) y ¿quién manda? (1989-1994).

La periodización de nuestra tricentenaria historia local y el muy importante punto de vista historiográfico (¿objetivo o apologético?) son complejos problemas a resolver.  Estos desafíos requieren un trabajo en equipo.

Las anteriores líneas de esta nota las escribimos pensando en los trescientos años de nuestra ciudad (1717-2017), más de un siglo como Villa y casi doscientos años como Ciudad.

Obviamente, los varios y riquísimos siglos anteriores a su fundación, desde los primeros habitantes del valle, son merecedores de un volumen aparte.