jueves, 13 de noviembre de 2014

Leonor Benavides Bruce



Cuando iniciamos  la lectura  de la excelente y voluminosa biografía sentimental de Salvador Allende G. (primera edición del 2007) no esperábamos encontrar  en ella un personaje relacionado con Quillota, pero el  autor, Eduardo Labarca (1938), escritor, periodista y abogado, profundo conocedor del personaje y su entorno humano, nos sorprendió con la Leo o Leíto Benavides “uno de los pilares femeninos fundamentales de Allende”.

A continuación le cedemos la palabra a Labarca: “Muy pocos conocen en 1952 la relación de Salvador Allende con Leonor Benavides Bruce. El candidato  presidencial  del Frente del Pueblo  lleva el asunto con discreción. Leonor era íntima  amiga de Inés y Laura, hermanas de Chicho, desde los  tiempos  que  estudiaban en la  Monjas Francesas de Viña del Mar. Las hermanas Allende y Leonor habían crecido prácticamente juntas y frecuentado  desde la  adolescencia los  mismos círculos de la  aristocracia de Viña, las fiestas juveniles, los  paseos  de la plaza o la avenida Perú. Dondequiera que  fueran, las tres llamaban  la atención por su belleza  y elegancia, Leonor y Laurita especialmente  por  su  esbeltez y elevada estatura. Leonor Benavides había  nacido en febrero de 1912 en  el  seno  del  una  familia tradicionalista y ultracatólica. Al momento  del  duelo era una bellísima  mujer  de 40 años, garbosa y  distinguida. Salvador Allende  tenía 44. La  madre  de Leonor, Blanca Bruce, también  muy hermosa, era  de origen escocés. Algunos  antepasados  de Leonor, por  el lado  paterno, habían  luchado  por  la independencia y  otros, desde  el  seno de las  fuerzas realistas. Arturo Benavides Santos, padre  de Leonor, fue  un personaje  excepcional  y polivalente. Se  había  enrolado  en el  ejercito a los  14  años y  había  combatido durante  toda la  Guerra  del Pacífico. Después  de la  guerra  se  convirtió, sin estudios  universitarios, en arquitecto autodidacta. Ferviente  católico  y  conservador  en política, durante la Guerra  Civil de 1891 Arturo  Benavides volvió  a vestir uniforme, esta  vez  para  luchar al mando de  un batallón contra  Balmaceda. En  la  batalla de Concón perdió la  pierna izquierda. Vuelto a la  vida  civil, don  Arturo  Benavides se desplazaba  con muletas  y a partir de 1903 fue  elegido alcalde  de Valparaíso en representación del  Partido Conservador  por  tres  periodos  consecutivos. Don Arturo Benavides enviudó de  sus dos  primeras mujeres – la segunda  era  la  madre de  Leonor – y se  casó  por  tercera  vez. Un tiempo en  que  sus  negocios anduvieron  mal, dejó a Leonor y  tres  hijas del  segundo  matrimonio prácticamente encerradas en una  casa en Santiago, mientras  él  se  iba  a la Argentina. A la  vuelta  se  desempeñó  como  director de “La Unión”, el  diario conservador de Valparaíso. Don Arturo Benavides publicó  unas  apasionantes memorias  de campaña titulada “Seis años de vacaciones” y otros dos  libros sobre  la Guerra del Pacífico. Leonor también  estaba emparentada con María del  Carmen Benavides Mujica; la “Beatita Benavides”, a la  que  se rendía y  se  seguirá rindiendo culto en Quillota a la  espera de  que  el  Vaticano  se  decida a reconocer sus milagros.

Salvador  y Leonor habían  protagonizado  un romance juvenil en Viña y  cuando él partió a Santiago dedicado a la política, Leonor  se  casó”.

El duelo  mencionado  por Labarca  enfrentó en 1952 a  los  amigos Salvador Allende y Raúl Rettig. La  reconciliación entre  ambos  senadores no  tarda  en llegar. Eran  amigos de Leonor. Para entender  las  amistades y rupturas narradas  en  el libro, obviamente, no  basta con las  citas, hay  que  leerlo.

Después del  golpe  de  estado de 1973 la  vida   de  Leonor  Benavides será de soledad.  “Para  el  plebiscito de 1988 revive”. Falleció en una  casa de reposo en  un  año  que  ignoramos.

El  tronco  de los Benavides porteños y quillotanos nombrados  en  esta  nota  fue  don  Francisco Benavides y Gómez  Verdugo, gaditano casado  en  la  Ligua  en  1769 con  doña  Francisca Javiera Mujica Tapia. Son los  padres  de  la “Beatita Benavides”, bisabuelos de Arturo Benavides Santos, padre  de Leonor Benavides Bruce. El matrimonio  se  radicó en Quillota. (Ver nuestra nota “Lautaro, valiente perro quillotano”, mascota del  regimiento de  Arturo Benavides).

Este  año  salió la segunda  edición del  texto  de Labarca, con modificaciones.

Otras  obras  de  nuestro  autor son: Tres  libros periodísticos; “El turco Abdala y otras  historias” (1988) y las novelas “Acullá” (1990), “Butamalón” (1994) y “Cadáver tuerto” (2005),  premiada por  el Consejo Nacional del Libro  y  la  Lectura.