martes, 4 de noviembre de 2014

Ocho normalistas quillotanos y tres maestros



 En esta nota consignamos informaciones complementarias a las entregadas en las dos notas  anteriores  alusivas a normales y normalistas.

En primer término reproducimos  la fotografía y las firmas de nuestro curso: 5º año B, de 1956, de la Escuela Normal de Viña del Mar. Los ocho egresados del Liceo de Hombres de Quillota fotografiados son: Arriba: Arnoldo Benavides; segunda línea: Renato Araya, Jorge Brito, Héctor Jara y Renán Valencia; tercera línea: Ángel Segovia y Fernando Mondaca; Abajo: Jaime Calderón. Al centro de  esta línea nuestro  profesor  jefe Héctor Peña, a su derecha el alumno sanfelipeño Marcos Vásquez, líder estudiantil. Éramos cuarenta alumnos.

En la primera de las notas  aludidas  recordamos a  dos  de  nuestros  profesores: Víctor Molina Neira y Pedro Mardones Barrientos. Ahora entregamos algunos  datos.

Víctor Molina (Talcahuano, 1920 – Temuco, 2014), poeta, cuentista, ensayista y académico universitario, experto en la  formación de maestros nacionales y extranjeros fue  director de las  Escuelas Normales de Viña del Mar y Santiago.

“Su obra literaria deambula en el sentido trágico del mundo, donde la  muerte  es lo central”.

Obras publicadas:
- “Ensoñaciones” (poesía, 1935). Molina tenía 15 años.
- “Látigo de caminos” (poesía, 1936).
- “La agonía cotidiana” (poesía, 1940).
- “Obras para teatro escolar” (1943).
- “Motivos del agua” (poesía, 1944).
- “El polvo y el viento” (1953).
- “El niño y los  otros” (1991).
Las dos  últimas obras son recopilaciones de cuentos.

Pedro Mardones (Ninhue, 1929 – Villa Alemana, 2007), poeta, cuentista, ensayista y comentarista literario. Fue cofundador de la Sociedad de Escritores de Valparaíso (SEV) y de la Agrupación Literaria Regional Valparaíso (ALIRE). Publicó ocho poemarios, entre ellos “Campanas de Tiza”. Pero ante todo y sobre todo fue una gran persona.

El tercer maestro, aludido en nuestra segunda nota, José María Muñoz Hermosilla, relacionado  con  nuestra ciudad, publicó, ya hacia  el fin de  su  carrera como  educador, su “Historia  elemental de la pedagogía chilena” (en 1918). Ignoramos si  otro profesor quillotano (u  otro estudioso) haya abordado un tema de  esta envergadura.

Hace unos  días, revisamos esta  obra de casi 300 páginas divididas  en 12 capítulos que abarcan dos  épocas históricas: La Era Colonial y La Independencia. Consta también de un Apéndice.

En la  breve Advertencia, fechada  en Valdivia, octubre de 1918, el  autor afirma “Esta modesta producción manifiesta la observación paciente de cuarenta años. Como estudiante vasallo del  antiguo régimen docente, como neófito apasionado de las  doctrinas nuevas, cúpome mui luego enrolarme en calidad de coactor entusiasta de la magna empresa  iniciada con la reorganización de nuestras  escuelas normales”.

El  autor  se  refiere a la  reforma del  gobierno de Domingo Santa María.