domingo, 22 de febrero de 2015

Miscelánea reveladora: política, negocios, escritores, genocidio, tesoros americanos…


Los conquistadores en México (detalle). Mural de Diego Rivera. Palacio Nacional. México.


“La política sin principios, el placer sin compromiso, la riqueza sin trabajo, la sabiduría sin carácter, los negocios sin moral, la ciencia sin humanidad y la oración sin caridad” son, según el Mahatma Gandhi (1869 – 1948), los  factores que resultan  más  destructivos para el ser humano. ¿Es utópico aspirar a erradicarlos en nuestra ciudad y en nuestro país?

El primer ministro británico Winston  Churchill (1874 – 1965) afirmó  algo  que deberían tener presente algunos políticos: “El político se  convierte en estadista cuando comienza a pensar en las  próximas generaciones, y no en las próximas elecciones”.

Lamentablemente, los estadistas  no gozan de la simpatía de los  poderes fácticos.

“El  escritor-decía el joven Marx (1818 – 1883)- debe naturalmente ganar dinero  para  poder vivir y escribir, pero en ningún  caso debe vivir para ganar  dinero… El escritor no  considera en manera  alguna sus trabajos como un medio. Son fines en sí.”

¿Qué pensaría el  autor citado de  escritores como el estadounidense Stephen King?

En la página 151, correspondiente  al período 1920 – 1932 de  su  historia de Chile, Cristián Gazmuri deja constancia, con cierta frialdad, de la desaparición de etnias: “En el  extremo  sur desde mediados del  siglo XIX había una guerra entre los  colonos ovejeros y las  etnias  fueguinas, Yamanas, Onas y Alacalufes. Los colonos contrataban cazadores de hombres para que  exterminaran a los  indios, que mataban sus  ovejas para  alimentarse pues ellos  habían acabado con los  guanacos, otrora su alimento. El  hecho es  que  los  pueblos  primitivos desaparecieron. Los cazadores debían  exhibir  piezas anatómicas, en  especial orejas, para probar sus crímenes.”

El historiador español José Luís Alonso Marchante publicó el año pasado “Menéndez. Rey  de la Patagonia”. José Menéndez el gran latifundista patagónico, ordenó el genocidio.

En un artículo sobre  la  conquista de México el  doctor en Historia Juan Carlos Losada (español) hace  un descarnado  análisis  de las  consecuencias en España de la llegada de los tesoros  americanos.
“La llegada de oro  y plata a la península ibérica no  supuso una  mejora en la calidad  de  vida de la  mayoría de los  españoles, ni  siquiera un impulso a  la economía  productiva. La nobleza y algunos  comerciantes los invirtieron en bienes de lujo y  en  acumular  tierras, lo mismo  que  la iglesia. En el  caso de los  monarcas  españoles, el  río de oro y  plata  mexicanos serviría  para  pagar  los miles  de  mercenarios contratados  para las  guerras interminables que emprendieron contra  Francia e Inglaterra durante  los  siglos XVI y XVII. O  a los  banqueros alemanes e italianos, que  habían  adelantado enormes  cantidades a intereses exorbitantes.

Los deslumbrantes  tesoros americanos daban a la Corona una  sensación de mayor  riqueza de la  que  en verdad suponían, lo  que  llevó  a la  monarquía a  endeudarse de manera  creciente, hasta  alcanzar cuantías  imposibles de  devolver. De ahí que  se  declarase en  quiebra en  varias  ocasiones. La afluencia de metales  precioso, por  otra  parte, provocó una  enorme inflación que  hundió a  los  más  humildes. Aquellos tesoros, obtenidos con  sangre  y  horror, fueron  contraproducentes para  la  sociedad española, que  se acostumbró a su  llegada como solución a  una  falta  de producción artesanal y a  una agricultura de muy  bajos  rendimientos.

La  metrópoli  descubrió y  se  apoderó de  enormes riqueza, pero  en los  siguiente siglos no  dejó  de empobrecerse. Quizá fuese  ésta  la venganza de Moctezuma.”

Para finalizar, copiamos unas líneas del escritor español Jesús Callejo sobre una expresión proveniente de la Edad Media: “Las cuentas del Gran Capitán; se dice de las cuentas donde figuran cantidades exorbitantes y sin la debida  justificación. La frase alude a las controvertidas cuentas y gastos administrativos que  Gonzalo Fernández de Córdoba (1453 – 1515), apodado El Gran Capitán, presentó a los Reyes Católicos  después de haber conquistado para ellos el reino de Nápoles.”

(Fuentes: Revistas: “Historia y vida” Nº526 y 525;  “Le Monde diplomatique” (junio 2014). Libros: “Historia de Chile” y “Misterios de  la Edad Media”).