La persona aludida en el título es el jurista peruano Francisco
García Calderón Landa (1834 – 1905), considerado en su
país un héroe civil de la
Guerra del Pacífico. Fue senador, académico de la lengua,
rector universitario, hombre de letras, ministro. Su obra “Memorias del
cautiverio”, publicada en 1949, narra su
estadía en Quillota y Rancagua con su
esposa Carmen Rey, quien arribó
embaraza y dio a luz a su primogénito en Valparaíso (1). Nuestro personaje recuperó su libertad en mayo de 1884 y después de vivir
en Buenos Aires y Europa regresó a Lima
en 1886.
Veamos, ahora, algunos
datos sobre otras autoridades peruanas: Cuando en 1879 estalló la guerra, el presidente del Perú
era el general Mariano Ignacio Prado,
quien después de la
derrota peruana en la campaña de Tarapacá viajó al
extranjero (¿huyó?), lo sucedió el vicepresidente general La Puerta que, sin apoyo,
fue desplazado por el
abogado, periodista, ministro Nicolás de Piérola, dictador desde 1879 a 1881. Después de
la entrada en Lima del ejército chileno (17 de enero de 1881), Piérola
encabeza la resistencia desde Ayacucho.
Desde el 4 de mayo del mismo año,
el contraalmirante Patricio Lynch
asume el mando político
y militar del Perú por más de 3 años.
Sin Piérola y
antes de asumir Lynch, Francisco García Calderón, el 22 de febrero de
1881, fue elegido por los “vecinos notables” de Lima como
Presidente provisional del Perú con sede en Chorrillos.
Casi nueve meses después, el presidente fue
apresado junto a su Ministro de
Relaciones Exteriores y deportados a Chile (6 de noviembre de 1881) ¿Motivos? García Calderón no
aceptó las exigencias chilenas
para firmar la paz, en especial la cesión de Tarapacá.
El 11 de febrero de 1882
se suscribió el acuerdo de Viña del Mar
entre el canciller chileno José Manuel Balmaceda y William Henry Trescot,
enviado en misión especial por el secretario de estado norteamericano James G. Blaine. Las condiciones de Chile
fueron, entre otras,: la entrega de Tarapacá a Chile, la ocupación de Tacna y
Arica por un lapso de diez años, al
término de los cuales Perú debería pagar a Chile veinte millones de pesos o ceder ambas provincias (2).
La ingerencia de EE.UU., a favor de Perú, que se agudizó con
Blaine, no era desinteresada, ya que, por ejemplo, el Ministro (embajador)
Hurlbut “llegó a un acuerdo con el Perú, en virtud del cual este
país cedía a los Estados Unidos el puerto de Chimbote para que
allí se estableciera una base naval
norteamericana” (3).
Tras terminado el conflicto armado, la paz establecida modificaría dramáticamente la distribución territorial de las naciones involucradas. García Calderón no pudo evitar la cesión de territorios peruanos. (Mapa editado por Colton 1855).
Lamentablemente, sobre el libro de Calderón “Memorias del
cautiverio” sólo tenemos las referencias que
el Dr. peruano Miguel de Althaus hace en su ensayo “Apuntes para un
estudio sobre la legalidad organización jurídica y sociedad en Chile hasta la Guerra del Pacifico” (4).
En la página 12 cita al autor:
“Se practicaron a fines
de 1881 y principios de 1882, elecciones populares de senadores, diputados y
municipalidades. Me encontraba entonces prisionero en Quillota, y tuve ocasión
de ver que aún cuando
había candidatos apoyados por el
Gobierno y otros que sostenían la oposición, que según se me
dijo, contaban con la voluntad de
la mayoría de los electores, la elección favoreció a los candidatos oficiales; y no hubo esa lucha o siquiera esa agitación que es natural, y que existe donde
quiera que hay elecciones populares. La explicación de este hecho se me dio por algunos vecinos. La autoridad política, me dijeron,
tiene como deber principal el triunfo
del Gobierno en las elecciones. Si lo consigue, permanece en su puesto; y si es lo contrario, se le reemplaza
inmediatamente”.
Gobernaba Chile Domingo
Santa María González.
En la página 22 nos informa
que en el capítulo VIII de las memorias hay un análisis sobre las clases sociales chilenas y en la 24 el
articulista consigna que el
memorialista en el capítulo IX vuelve sobre el tema de la pena de azotes. Althaus señala que el texto de García Calderón fue
escrito en 1883.
Notas
1 “De doscientas seis páginas, escritas de puño y letra, constan las memorias que escribió al salir del duro cautiverio en Chile el Presidente mártir, el Presidente del Gobierno dela Magdalena Don
Francisco García Calderón. A fin de no enturbiar la atmósfera política de
entonces y deseando no agravar con acedos comentarios la dolorosa postración en
que se hallaba el Perú después de la guerra con Chile, mi padre conservó
inédita hasta su muerte esta obra fundamental para la historia patria (…) Quiso
intitular su obra Las Repúblicas hispanoamericanas y una buena mitad de este
libro puede justificar ese título. Con fervor quijotesco, García Calderón
predicaba la confraternidad de nuestras repúblicas y panamericanismo antes de
que ello se tomase moda corriente. Genial acierto y osada actitud fue la de
afirmar esa hermandad efectiva cuando él acababa de sufrir en Chile el más
ominoso cautiverio”.
1 “De doscientas seis páginas, escritas de puño y letra, constan las memorias que escribió al salir del duro cautiverio en Chile el Presidente mártir, el Presidente del Gobierno de
Así reseña Ventura García
Calderón Rey, en la
Nota Preliminar , las “Memorias del Cautiverio” escritas por su padre. Este
“panamericanismo” sería también la motivación del trabajo intelectual de su
hermano Francisco (el nacido en Valparaíso), cuyas impresiones sobre la
historia y futuro de las naciones americanas serían contenidas en sus dos obras fundamentales,
escritas en Francia: “Las democracias latinas de América” (1912) y “La creación
de un continente” (1913). N.E.
2 Trescot tuvo intenciones
de visitar a García Calderón en Quillota para darle a conocer en forma personal
la decisión norteamericana de no intervenir a favor de Perú con perjuicio de
los intereses chilenos y que no veía la manera de evitar la cesión a Chile de la Provincia de Tarapacá.
Finalmente este encuentro fue impedido por el gobierno chileno, al conminarlo Balmaceda, entonces Canciller, para que el objetivo de su visita se hiciera público. El plenipotenciario desistió
enviándole una carta de excusa al cautivo.
3 “Historia del
Imperialismo en Chile” (1960): Hernán Ramírez Necochea.
4 El Dr. Althaus estudia
la configuración del Estado y la sociedad chilenas en la época de la Guerra del Pacífico y
postula la hipótesis:"En Chile existía un abismo social y sobre ese abismo
se erguía un Estado moderno para la época” para concluir en una apreciación sobre
la importancia y los límites que tal situación tuvo en las contingencias de la Guerra del Pacífico.
Revista de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, no.38, 1984.- N.E.
Otros autores consultados:
“Chile y Perú en tiempos
de la Guerra
del Pacífico” (1992): Albert Davin.
“Pax castrense en la
frontera norte” (2004): Sergio González Miranda, revista “Universum”.
“La intervención
norteamericana durante la
Guerra del Pacífico” (1970): William F. Sater, Boletín de la Academia Chilena
de la Historia.
“Los Juristas de la República del Perú en el
Siglo XIX: Francisco García Calderón Landa” (2001): Jorge Basadre Ayulo, Revista
de Estudios Históricos-Jurídicos