viernes, 1 de mayo de 2015

El quillotano Julián Alzogaray Coria



Combate de San Lorenzo, detalle de la carga de Granaderos a Caballo, de Ángel della Valle (1852 - 1903), original en el Museo Nacional de Bellas Artes de la República de Argentina. En medio de la acción, San Martín, atrapado por su corcel caído, es salvado por sus hombres.

El 11 de septiembre de 1812 el coronel José de San Martín fundó el Regimiento de Granaderos (1) a Caballo con soldados de las provincias Unidas del Río de la Plata y algunos  extranjeros; entre éstos  siete chilenos, contándose  entre ellos Julián Alzogaray Coria, hijo de Vicente y Josefa, soltero, nacido  hacia 1793 en la villa de San Martín, Quillota, Chile (2).

Crear granaderos a caballo fue una idea novedosa de San Martín y sería determinante en las sucesivas victorias del Ejército Libertador.

¿Cómo llegó el quillotano  al país vecino? Junto a otros 299 soldados chilenos, el 4 de junio de 1811, al mando del coronel angelino Pedro Andrés del Alcázar y Zapata, realizando  el primer cruce cordillerano por una dotación de soldados. Nuestros compatriotas formaron el “Cuerpo de Granaderos del Reyno de Chile”, encargado de la  defensa de “La Fortaleza” en Buenos Aires, la actual casa de gobierno. Posteriormente, Julián Alzogaray se incorporó al regimiento de San Martín.

Ricardo Rojas, en su biografía de San Martín titulada “El Santo de la espada” (1950), nos cuenta que: “…un día  recibió la orden de  partir hacia  la  margen derecha del Paraná, porque  sabíase  que  una  escuadrilla  realista de once  embarcaciones  había  salido de Montevideo remontando  el río en  dirección  a Rosario. San Martín  marchó  inmediatamente con 120  hombres de su  tropa y otros jinetes  auxiliares, siguiendo  la costa,” (28 de enero de 1813).Alzogaray  iba entre  los  120 o 125  granaderos.

La ciudad de Montevideo era  el último bastión realista del virreinato del Río de la Plata. San Lorenzo, pequeño  caserío ubicado  entre Rosario y Santa Fe, fue el escenario, desde las 5 y media de la mañana, del 3 de febrero de 1813, durante menos de media  hora, del enfrentamiento entre los  250  marinos realistas y los 125 granaderos y 60 milicianos patriotas.

“Los historiadores todavía  discuten si fue  un combate, una batalla o una simple “escaramuza” (3), señala el  periodista del  periódico argentino “Página 12” Carlos Rodríguez. (3 de febrero de 2013).

El quillotano  pertenecía  a la 2a  compañía del 2º escuadrón  al mando de San Martín, quien  en el ataque “se desplomó de  su  caballo que  cae  mortalmente herido y lo arrastra en su  caída, quedando aprisionado con su pierna  derecha bajo el peso inerte del  animal. Juan Bautista Baigorria salvó a San Martín de ser atravesado por una bayoneta, en tanto Juan Bautista Cabral finalmente logró rescatarlo del peligro y  pierde su  vida en el intento,…”, narra Héctor Garrido Vidal, psicólogo social, ex asistente de prensa de la Embajada de Chile en Argentina, autor de un ensayo sobre Alzogaray y el combate de San Lorenzo, bautismo de fuego victorioso para San Martín y sus granaderos.

El costo humano del triunfo, sin considerar los heridos, fue 14 granaderos muertos en combate, incluyendo a Julián Alzogaray Coria. Se logró el objetivo de los patriotas que era proteger las  costas, pueblos y ganado desde Zárate a Santa Fe de la  escuadrilla realista que intentaba proveerse de víveres e  interceptar el comercio entre Paraguay y Santa Fe (4).

El 3 de febrero de 2001, en un acto celebrado en San Lorenzo por  instituciones argentinas y chilenas se procedió a colocar  una placa recordatoria en homenaje al héroe  quillotano.

Quillota debería tener una vía llamada Calle Héroe Julián Alzogaray. En su  libro sobre las  calles quillotanas (2013), Luís E. Ibarra consigna   que el Gobierno argentino en 1950, sugirió a la Municipalidad de Quillota un reconocimiento para Alzogaray. “El tema  se trató en sesión municipal del   18 de octubre de ese año y allí se acordó el cambio de  nombre del Callejón González por el de Calle  Héroe Julián Alzogaray, iniciativa que en definitiva no prosperó”.

Notas

1 Según el “Rancés”, granadero es un soldado encargado de lanzar las  granadas y una  granada es un pequeño recipiente metálico lleno de una substancia explosiva, fumígena o lacrimógena, que se lanza con la mano.

2 Así consta en la nómina de  bajas en los "Soldados de San Martín en San Lorenzo" de Roberto Colimodio y Julio Romay (2012), Alfar Editora, autores que contabilizan las bajas en 16 muertos. De ellos: 2 oficiales y 14 soldados (un sargento, un cabo y doce granaderos.

3 De la fugaz, certera y mortífera carga de los granaderos, concebida de la genial estrategia de San Martín, fruto de su personal experiencia en tácticas de combate napoleónicas, da fe el testimonio del comerciante inglés Williams Parish Robertson, quien se encuentra con él la noche anterior a las acciones y describe el combate en su libro "Letters on Paraguay" (relato que podemos conocer gracias a la recopilación de Relatos Contemporáneos de José Luis Busaniche, publicados por el Instituto Nacional Sanmartiniano en 2008):

Fue un momento de intensa ansiedad para mí. San Martín había ordenado a sus hombres no disparar un solo tiro. El enemigo aparecía a mis pies seguramente a no más de cien yardas. Su bandera flameaba alegremente, sus tambores y pitos tocaban marcha redoblada, cuando en un instante y a toda brida los dos escuadrones desembocaron por atrás del convento y flanqueando al enemigo por las dos alas, comenzaron con sus lucientes sables la matanza, que fue instantánea y espantosa. Las tropas de San Martín recibieron una descarga solamente, pero desatinada, del enemigo; porque, cerca de él, como estaba la caballería, sólo cinco hombres cayeron en la embestida contra los marinos. Todo lo demás fue derrota, estrago y espanto entre aquel desdichado cuerpo. La persecución, la matanza, el triunfo, siguieron al asalto de las tropas de Buenos Aires. La suerte de la batalla, aun para un ojo inexperto como el mío, no estuvo indecisa tres minutos. La carga de los dos escuadrones, instantáneamente rompió las filas enemigas y desde aquel momento los fulgurantes sables hicieron su obra de muerte tan rápidamente que en un cuarto de hora el terreno estaba cubierto de muertos y heridos (…). Supliqué a San Martín (…) que aceptase mi vino y provisiones en obsequio a los heridos de ambas partes, y dándole un cordial adiós, abandoné el teatro de la lucha, con pena por la matanza, pero con admiración por su sangre fría e intrepidez. Esta batalla (si batalla puede llamarse) fue, en sus consecuencias, de gran provecho para todos los que tenían relaciones con el Paraguay, pues los marinos se alejaron del río Paraná y jamás pudieron penetrar después en son de hostilidades."

4 Bajo la rúbrica de “Victoria del 3 de febrero” el parte oficial del Coronel de Granaderos José de San Martín al Superior Gobierno fue publicado por La Aurora de Chile, edición del jueves 11 de marzo de 1813, página 3:

EXMO. SEÑOR. TENGO el honor de decir à V. E. que en el dia 3 de febrero los granaderos de mi mando en su primer ensayo han agregado un nuevo triunfo à las armas de la patria.  Los enemigos en número de 250 hombres desembarcaron á las 5 y media de la mañana en el puerto de San Lorenzo, y se dirigieron sin oposicion al colegio de San Carlos conforme al plan que tenia meditado en dos divisiones de à 60 hombres cada una: los ataquè por derecha è izquierda, hicieron no obstante una esforzada resistencia sostenida por los fuegos de los buques, pero no capaz de contener el intrèpido arrojo con que los granaderos cargaron sobre ellos sable en mano: al punto se replegaron en fuga à las baxadas dexando en el campo de batalla 40 muertos, 14 prisioneros de ellos, 12 heridos sin incluir los que se desplomaron, y llevaron consigo, que por los regueros de sangre, que se ven en las barrancas considero mayor número.  Dos cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas, y una bandera que pongo en manos de V. E. y la arrancó con la vida al abanderado el valiente oficial D. Hipolito Bouchard.  De nuestra parte se han perdido 26 hombres, 6 muertos, y los demas heridos, de este número son: el capitan D. Justo Berinudez, y el teniente D. Manuel Diaz Velez, que abanzandose con energía hasta el bordo de la barranca cayó este recomendable oficial en manos del enemigo.

      El valor è intrepidèz que han manifestado la oficialidad y tropa d emi mando los hace acreedores à los respetos de la patria, y atenciones de V. E.; cuento entre estos al esforzado y benemerito parroco Dr. D. Julian Navarro, que se presentó con valor animando con su voz, y suministrando los auxîlios espirituales en el campo de batalla: igualemente lo han contraido los oficiales voluntarios D. Vicente Marmol, y D. Julian Corvera, que à la par de los mios permanecieron con denuedo en todos los peligros.

Dios guarde à V. E. muchos años.  San Lorenzo Febrero 3 de 1813.-Jose de San Martin”.