domingo, 14 de junio de 2015

“Quillota y su personaje más típico”

Las venteras ilustran la crónica “Junto al Moyaca: Historia  y embeleso de Quillota” de Agustín Billa Garrido, en la edición 244 de En Viaje, febrero de 1954.


Con  este título, en  junio de 1957, la desaparecida revista “En Viaje”, que  circuló entre los  años 1933 y 1973, publicó un texto de la profesora y escritora Graciela Illanes  Adaro (nacida en 1916), maestra del Liceo de Niñas de Quillota.

La autora, después de referirse a los vendedores ambulantes (1) de las estaciones ferroviarias de Llay-Llay, La Calera y Quillota, anota:

En Quillota las  ofertas son de frutas y, según la época, también suelen ser de flores. Tienen particular interés  las vendedoras  de este lugar, por  ser  figuras muy características…

Es curioso observarlas, particularmente a la  de más  edad, que es  la  que llama  en mayor parte la atención. Ella   simboliza a  todas  las de su oficio, pues  es la  primera  que  tuvo, en este  lugar, la ocurrencia de trabajar ofreciendo frutas a los  viajeros que pasan o que parten.

La cubre, como a las otras, un sencillo delantal blanco que no  queda  deslucido  junto a  su cabeza entrecana, cuyo pelo  está  cogido atrás con  un pequeñísimo moño-, y que  forma contraste violento con su tez rugosa de color   cobrizo.

Su frente  es mediana; sus  ojos  pequeños tienen  aún ligeros  chispeos de una vivacidad que  el  tiempo no ha  destruido del  todo. Hay  cierta  armonía en  sus  rasgos  que  los  años  han desfigurado; por  el  contrario, éstos ahora  están  como petrificados, endurecidos por  los  vientos y  el  sol  de innúmeros  días…

Sus rasgos, su  expresión toda, no  reflejan  nada: ni  miedo ni  cansancio ni  estupor ni  tristeza. Ha vivido  ya  tanto y  nada puede alegrarla  ni  entristecerla en  demasía…”

La  anciana, según Illanes,  “también  conoce  a las  paseantes de la  estación, y sabe  de las  horas  preferidas  en  que  acuden a  las  citas de los  trenes, aunque  nunca  esperen  a  nadie”.

En julio de 1960 “En viaje” publicó otro  artículo, sobre nuestra ciudad, de  nuestra  escritora: “Varia expresión de Quillota”.

La breve crónica  “Una  caída  y nada  más” ,  del  libro  del  inolvidable Luis Durand  “Paisajes y  gentes  de Chile”  (1953), también  retrata  al  personaje de Graciela Illanes. Leamos: “Entre las  gentes  del campo hay  dos  clases  de amigos: de  saludo  y  de mano; De mano  es  ya  una amistad de  cierta  intimidad. Y  nosotros  con  doña Margarita, la vendedora de  frutas  de la  estación  de Quillota, ya  somos amigos de mano. Mientras  espero la llegada de  uno  de los  trenes locales, conversamos de muchas  cosas  interesantes. Es  decir, ella  conversa  mientras  yo  la  oigo ávidamente. Nació  doña Margarita aquí   en Quillota, pero  no  sabe  la fecha…

Doña Margarita conoce  las  calles del  pueblo desde aquellos  lejanos  tiempos  en  que  todavía  no corría  el  tren…

Casada  no  fui   nunca  yo, caballero. Yo tuve  una “queida” y  nada  más. Después  no tuve  necesidad  de pensar en  cuestiones   de  hombres, porque me  entretuve  criando  a mis hijos, que  salieron muy  amorosos  conmigo…

Es  una  viejecita  encantadora.

En una  nota  anterior, mencionamos  a  Graciela Illanes,  profesora de Castellano y Filosofía, doctora en Filosofía y Letras. Ahora consignamos los  títulos de  sus obras:

Cristián Gazmuri en su  libro  sobre “La historiografía chilena” (2009) considera: “La naturaleza  de  Chile  en  su  aspecto  típico y  regional a través  de  sus  escritores” (1941); “Evolución del  sentimiento estético del  paisaje en la  literatura chilena” (1940); “Gabriela Mistral y  el valle  de Elqui” (1971); “España: notas de hoy sobre pueblos de  ayer” (1995).

El “Diccionario de la literatura chilena” de Efraín Szmulewicz (1977) agrega  dos  ensayos: “Santiago legendario y  artístico” (1946)  y “La novelística de Carmen Laforet” (1972).



Notas

1 Las vendedoras de frutas y otros vendedores ambulantes en la Estación de Quillota, y su importancia en la iconografía de personajes típicos locales, ya han sido motivo de referencias en nuestras notas anteriores.