Desde
el año 1546, el bachiller Rodrigo
González Marmolejo, como cura y vicario de Santiago, fue la primera
autoridad eclesiástica en Chile. En 1561 y 1563 se crearon los obispados de
Santiago y de la Imperial, respectivamente, separados por el río Maule. El
primer obispo de Santiago fue el muy anciano González Marmolejo quien falleció
el año 1564 siendo una persona ejemplarmente pobre. Uno de sus sucesores fue el
franciscano fray Diego de Medellín.
Los
monarcas españoles se preocuparon de cristianizar o evangelizar a los
indígenas, es decir, de imponer su ideología. Esto se realizó a través de las
misiones, las “doctrinas” y las parroquias. Jaime Eyzaguirre en su “Historia de Chile” (1969) anota que: “La escasez de clero obligó a recurrir con
frecuencia al auxilio de los laicos. Así en 1548 fue enviado a evangelizar a
los indios de Quillota el maestro de primeras letras de Santiago, Pedro
Hernández de Paterna, quien lo hizo con éxito”.
Sobre
la fundación de la Parroquia de Quillota,
que conserva archivos del año 1642, el presbítero Eugenio Nantuy Reyes, Cura Párroco y Vicario Foráneo en 1942,
constata que: “No conservándose
documentos oficiales sobre la fundación canónica de esta Parroquia, se estima
que su creación como tal debe haberse verificado el 11 de noviembre de 1642,
día de la fiesta del patrono de esta feligresía y de la ciudad de Quillota” (Revista
“En Viaje”, noviembre de 1943). Desde antes de 1585, existía como “Doctrina de
Indios”. Entre 1642 y 1942 tuvo 52 párrocos, desde don Vicente Carrión, el
primero.
Sobre
la celebración de los 300 años, don Belarmino
Torres, en su trabajo de 1957, consignó lo siguiente:
“Dichas festividades se llevaron a efecto durante
los días 11, 12 y 13 de noviembre de 1942 y fueron presididas por el Excmo. Sr.
Obispo de Valparaíso Mons. Rafael Lira Infante, sobresaliendo entre todas las
ceremonias conmemorativas la solemne Misa Pontifical que ofreció el Obispo
Diocesano en la mañana del domingo 13 y en cuyo panegírico hizo resaltar las
virtudes del Santo Patrono de la
Parroquia y el importante papel que desempeña la Parroquia en la vida de
la sociedad.
Mereció especial atención el desfile histórico que
se efectuó en la noche del sábado 12, con el cual se quiso recordar la antigua
y muchas veces famosa procesión del Pelícano. Como las andas de esta ave
simbólica fue destruida por el terremoto de 1906, conservándose solo pequeños
trozos, hubo de ser reconstruida con los destellos que aún se conservan,
participando en el desfile encapuchados y soldados romanos que escoltaron el
andas durante todo el recorrido. Además, fueron paseadas varias otras andas
portadoras de imágenes antiquísimas y de gran valor histórico que posee la
Parroquia y que llamaron poderosamente la atención del numeroso público que la
presenció.
Por otra parte, durante los días de la celebración
del Tercer Centenario, funcionó en la Casa Parroquial, una exposición de
objetos antiguos.”
Los
encapuchados mencionados por Torres son los “cucuruchos”, cófrades del Santo
Sepulcro que, con túnicas y bonetes puntiagudos negros y máscaras solicitaban
dinero en las calles y casas.
El
libro de Torres Vergara nos proporciona datos biográficos del párroco (por más
de 20 años) Eugenio Nantuy, un
personaje quillotano:
“Nació en Santiago el año 1895 e hizo sus estudios
en el Patrocinio de San José y en el Seminario de Santiago, de cuyo último establecimiento
egresó en 1918 para pasar a Concepción como profesor del Seminario de esa
importante ciudad sureña, en donde desempeñó varias asignaturas. En estas
circunstancias, un año más tarde, fue ordenado sacerdote por el Excmo. señor
Obispo, Doctor Dn. Gilberto Fuenzalida Guzmán, permaneciendo en Concepción
hasta fines de 1926. El primero de enero de 1927 se hizo cargo de la Parroquia de
La Calera, en donde estuvo hasta 1930; en 1931 pasó a la Parroquia de Llay-Llay
y de aquí a la Parroquia de Quillota, el 27 de Agosto de 1939, en donde sirve
hasta la fecha con el reconocimiento y aplauso unánime de la población.
Al Pbro. Sr. Nantuy se debe el arreglo del frontis
de la iglesia y la construcción de la torre de la misma; el monumento de la
Virgen en el cerro Mayaca y otras obras como la capilla a la Medalla Milagrosa
en la Población O´Higgins, cuyos trabajos están muy adelantados. Es capellán
del Cuerpo de Bomberos, director de la Conferencia de San Vicente y director de
la Escuela Parroquial. Su labor social ha sido intensa, especialmente en cuanto
se refiere a la atención de los niños, a quienes profesa un cariño excepcional.
Le correspondió celebrar, como ya hemos dicho en esta obra, el Tercer
Centenario de la fundación de la Parroquia. La Ilustre Municipalidad, en virtud
de sus méritos, lo declaró Ciudadano Honorario de Quillota, por decreto del 20
de Mayo de 1952, y el Instituto Chileno de Historia y Biografía le otorgó un
Diploma de Honor, con motivo del 240° aniversario de la fundación de esta
ciudad, el 11 de noviembre de 1957.”
El
personaje don Facundo, cura párroco quillotano, tío de David, el narrador, está
inspirado en don Eugenio en la novela “Mientras
Amanece” (1960) del destacado escritor quillotano Eugenio Matus Romo (1929-1997), escrita en Madrid (otoño de 1956) y
Santiago (invierno de 1957).