miércoles, 29 de junio de 2016

Quillota: otro tricentenario (1642-1942)



Desde el año 1546, el bachiller Rodrigo González Marmolejo, como cura y vicario de Santiago, fue la primera autoridad eclesiástica en Chile. En 1561 y 1563 se crearon los obispados de Santiago y de la Imperial, respectivamente, separados por el río Maule. El primer obispo de Santiago fue el muy anciano González Marmolejo quien falleció el año 1564 siendo una persona ejemplarmente pobre. Uno de sus sucesores fue el franciscano fray Diego de Medellín.

Los monarcas españoles se preocuparon de cristianizar o evangelizar a los indígenas, es decir, de imponer su ideología. Esto se realizó a través de las misiones, las “doctrinas” y las parroquias. Jaime Eyzaguirre en su “Historia de Chile” (1969) anota que: “La escasez de clero obligó a recurrir con frecuencia al auxilio de los laicos. Así en 1548 fue enviado a evangelizar a los indios de Quillota el maestro de primeras letras de Santiago, Pedro Hernández de Paterna, quien lo hizo con éxito”.

Sobre la fundación de la Parroquia de Quillota, que conserva archivos del año 1642, el presbítero Eugenio Nantuy Reyes, Cura Párroco y Vicario Foráneo en 1942, constata que: “No conservándose documentos oficiales sobre la fundación canónica de esta Parroquia, se estima que su creación como tal debe haberse verificado el 11 de noviembre de 1642, día de la fiesta del patrono de esta feligresía y de la ciudad de Quillota” (Revista “En Viaje”, noviembre de 1943). Desde antes de 1585, existía como “Doctrina de Indios”. Entre 1642 y 1942 tuvo 52 párrocos, desde don Vicente Carrión, el primero.

Sobre la celebración de los 300 años, don Belarmino Torres, en su trabajo de 1957, consignó lo siguiente:

“Dichas festividades se llevaron a efecto durante los días 11, 12 y 13 de noviembre de 1942 y fueron presididas por el Excmo. Sr. Obispo de Valparaíso Mons. Rafael Lira Infante, sobresaliendo entre todas las ceremonias conmemorativas la solemne Misa Pontifical que ofreció el Obispo Diocesano en la mañana del domingo 13 y en cuyo panegírico hizo resaltar las virtudes del Santo Patrono de la  Parroquia y el importante papel que desempeña la Parroquia en la vida de la sociedad.

Mereció especial atención el desfile histórico que se efectuó en la noche del sábado 12, con el cual se quiso recordar la antigua y muchas veces famosa procesión del Pelícano. Como las andas de esta ave simbólica fue destruida por el terremoto de 1906, conservándose solo pequeños trozos, hubo de ser reconstruida con los destellos que aún se conservan, participando en el desfile encapuchados y soldados romanos que escoltaron el andas durante todo el recorrido. Además, fueron paseadas varias otras andas portadoras de imágenes antiquísimas y de gran valor histórico que posee la Parroquia y que llamaron poderosamente la atención del numeroso público que la presenció.

Por otra parte, durante los días de la celebración del Tercer Centenario, funcionó en la Casa Parroquial, una exposición de objetos antiguos.”

Los encapuchados mencionados por Torres son los “cucuruchos”, cófrades del Santo Sepulcro que, con túnicas y bonetes puntiagudos negros y máscaras solicitaban dinero en las calles y casas.

El libro de Torres Vergara nos proporciona datos biográficos del párroco (por más de 20 años) Eugenio Nantuy, un personaje quillotano:

“Nació en Santiago el año 1895 e hizo sus estudios en el Patrocinio de San José y en el Seminario de Santiago, de cuyo último establecimiento egresó en 1918 para pasar a Concepción como profesor del Seminario de esa importante ciudad sureña, en donde desempeñó varias asignaturas. En estas circunstancias, un año más tarde, fue ordenado sacerdote por el Excmo. señor Obispo, Doctor Dn. Gilberto Fuenzalida Guzmán, permaneciendo en Concepción hasta fines de 1926. El primero de enero de 1927 se hizo cargo de la Parroquia de La Calera, en donde estuvo hasta 1930; en 1931 pasó a la Parroquia de Llay-Llay y de aquí a la Parroquia de Quillota, el 27 de Agosto de 1939, en donde sirve hasta la fecha con el reconocimiento y aplauso unánime de la población.

Al Pbro. Sr. Nantuy se debe el arreglo del frontis de la iglesia y la construcción de la torre de la misma; el monumento de la Virgen en el cerro Mayaca y otras obras como la capilla a la Medalla Milagrosa en la Población O´Higgins, cuyos trabajos están muy adelantados. Es capellán del Cuerpo de Bomberos, director de la Conferencia de San Vicente y director de la Escuela Parroquial. Su labor social ha sido intensa, especialmente en cuanto se refiere a la atención de los niños, a quienes profesa un cariño excepcional. Le correspondió celebrar, como ya hemos dicho en esta obra, el Tercer Centenario de la fundación de la Parroquia. La Ilustre Municipalidad, en virtud de sus méritos, lo declaró Ciudadano Honorario de Quillota, por decreto del 20 de Mayo de 1952, y el Instituto Chileno de Historia y Biografía le otorgó un Diploma de Honor, con motivo del 240° aniversario de la fundación de esta ciudad, el 11 de noviembre de 1957.”


El personaje don Facundo, cura párroco quillotano, tío de David, el narrador, está inspirado en don Eugenio en la novela “Mientras Amanece” (1960) del destacado escritor quillotano Eugenio Matus Romo (1929-1997), escrita en Madrid (otoño de 1956) y Santiago (invierno de 1957).