viernes, 22 de julio de 2016

Dos personajes literarios de Eugenio Matus






        Nuestra nota anterior, alusiva a la parroquia San Martín de Tours, con 373 años de existencia, incluye datos biográficos del párroco Eugenio Nantuy Reyes (Santiago, 1895- Los Andes, 1974) copiados de la “Historia de Quillota” (1957) de Belarmino Torres, valiosos pero insuficientes para elaborar un perfil (Cabe destacar que el autor de este texto, antiguo quillotano, conoció “de vista” al sacerdote y presenció, a los cinco años, el desfile histórico del tricentenario de la parroquia, con cucuruchos y soldados incluidos).

        Para aproximarnos a la personalidad de don Eugenio recurriremos a párrafos extraídos de “Mientras Amanece” (1960), novela ambientada en Quillota y Valparaíso, escrita por el injustamente olvidado académico, novelista, ensayista y antologador quillotano Eugenio Matus Romo (1929-1997). Matus se inspiró en Nantuy para construir el personaje de don Facundo, cura párroco quillotano, tío de David Grez, narrador y protagonista de la novela que fue criado en la casa parroquial.

        Veamos cómo es representado el personaje de don Facundo:

        “Era don Facundo un hombre de estatura gigantesca, forzudo, corpulento, que parecía mirarme desde lo alto de una torre. Estaba dotado de un mal genio extraordinario y poseían un vozarrón tan poderoso que, cuando hablaba en el púlpito, se oía su sermón desde la plaza…

        No me inspiraba la menor confianza. Me parecía un personaje de otro mundo que, a veces, por una deferencia especial me dirigía la palabra…
        Despotricaba contra el gobernador, de quien decía que era un radical grosero e ignorante, o contra los domínicos, que tenían su iglesia frente a la parroquia, al otro lado de la plaza,…” (págs. 7 y 8).

        “Don José con don Facundo hablaba, a veces, de política. Don Facundo era conservador, reaccionario, tradicionalista, clericalista y no podía ver con buenos ojos a don José, que había cometido la iniquidad, había dado el escándalo de ser partidario de Aguirre Cerda”. (Radical) (pág. 17)

        “Me dolía solamente descubrir tanta diferencia entre aquellos frailes y santos de que hablaban los libros y mi propio tío. El cura, (…), no era un modelo muy atractivo”. (pág. 31)

        “Como si fuera ayer” se titula la crónica del fallecido periodista porteño Rodolfo Garcés Guzmán, publicada en el diario “El Observador” (septiembre de 1980). En dicha crónica se recuerda a cuatro quillotanos, uno de ellos inspiró a Matus para construir otro personaje de la citada novela. Leamos a continuación a Garcés: “Recuerdo que había un martillero de apellido Murúa, de expresiones pintorescas y algún ingenio. Convertía las subastas en actos entretenidos con mucho de teatrales. Seguramente conseguía mejores efectos y más clientela. Cierto médico que ya no existe, iba solo para verle actuar, martillo en mano, aunque después salía cargado con muchos objetos que ni siquiera habría pensado comprar…”

        El autor de estas líneas recuerda la elegancia, un tanto extravagante, del personaje quillotano.

        En el capítulo XIV de su texto (págs. 60, 61 y 62) Matus Romo presenta a don Miguel Garrúa, Martillero Público y de Hacienda en su Casa de Remates: “(…), sobre todo, era una persona curiosa. Tenía el aspecto de un extraño pajarraco: grueso, achaparrado, grasoso, con una voz enronquecida por el tabaco.”

        Garrúa fue el primer empleador de David Grez, el héroe novelesco. El narrador recuerda: “No tardé en conocer algunas peculiaridades de mi patrón. Tenía la debilidad de creerse un gran señor y, como tal, vestía siempre en forma impecable, ostentosa”.

        Nuestro escritor, en su novela “Encuentro en Tánger” (1966), hace aparecer a Garrúa.