Dos quillotanos
han obtenido un premio nacional: Mario
Orellana (1930), quien obtuvo el Premio Nacional de Historia en 1994, y Luís Enrique Délano (1907-1985), quien
obtuvo el de Periodismo en 1970. Éste último fue alumno del Liceo de Hombres de
Quillota.
Este año Julio Pinto (60) y Manuel Silva (74) obtuvieron los premios nacionales de Historia y de Literatura, respectivamente. En
esta nota compartiremos importante opiniones de éstos y otros autores.
Julio Pinto, académico de
la Universidad de Santiago, con estudios en la Universidad de Yale, autor y
coautor de 20 libros, responde que:
“Mi noción de izquierda, y puede ser
anticuado, tiene que ver con plantearse cambios profundos en la sociedad que
apuntan a mayores niveles de igualdad y justicia social”; y agrega además
que: “Una de las grandes tareas de la
actual izquierda es definir qué se entiende por ser de izquierda”. Acerca
de la actual presidenta declara que: “(…)
ella fue elevada al poder por su capacidad de empatizar con la población, pero
el carisma por sí solo no logra resolver los grande problemas políticos”.
¿Qué afirmaron
los otros premios nacionales de Historia? Sergio Villalobos (1992) declara: “Julio es un investigador acucioso y tiene
clara su ideología. No exagera, es equilibrado. Su aporte es valioso, (…)”.
Por su parte, Gabriel Salazar (2006) afirma: “Su labor se centró, en un comienzo, en los
trabajadores pampinos, pero luego se abrió hacia los problemas nacionales,
tanto del siglo XIX como del presente, lo que ha hecho con objetividad,
profundidad y haciendo gala de un estilo narrativo y analítico agudo y a la vez
mesurado”.
En nuestra nota
titulada Biografías, nos referimos al excelente texto de Julio Pinto sobre Luís
Emilio Recabarren Serrano.
Manuel Silva Acevedo, poeta santiaguino que superó a otros 17 vates, perteneciente a la
llamada Generación del 60 o La Diáspora, es autor de “Lobos y Ovejas” (1972),
su poema más trascendente. En una entrevista con el poeta Alejandro Lavquén
señala: “Cuando escucho voces como la de
Rafael Rubio me siento optimista sobre el futuro y destino de la tradición
poética de Chile… eso sí, me importa señalar que la poesía debe intentar
expresar aquello que se deja entrever en la realidad que nos toca vivir, pero
llevándolo a un plano por sobre lo fácil, pedestre y a veces hasta ordinario; a
un plano tal vez arquetípico donde los simbólico dice más que lo obvio. Dejar
que imágenes y palabras emerjan del inconsciente, donde se atesora lo
inexpresable”.
¡No todos los
versificadores son poetas!
Debemos
mencionar que Rafael Rubio es un
poeta santiaguino nacido el año 1975, Licenciado en Letras de la Pontifica
Universidad Católica (PUC), con cuatro libros publicados.
Sobre el mayor
legado de su generación: “La devoción por
la poesía, la persistencia en la escritura, la fraternidad y el respeto por la
tradición, que es la que sostiene este discurso que escribimos entre todos. Y
la permanencia en el oficio del arte de la palabra”.
(Fuentes
periodísticas: diario “La Segunda”, diario “La Tercera”, www.latercera.com, revista “Punto Final”).