viernes, 10 de febrero de 2017

Una misiva histórica


“Últimos momentos de Rancagua”, óleo sobre tela (1944). Pedro Subercaseaux (1880-1956)

Como un importante complemento a la nota alusiva a los dos bicentenarios, transcribimos la carta que el joven quillotano Ventura Laguna envió a José de San Martín, fechada el 13 de mayo de 1817 y publicada en el periódico “Viva la Patria: gaceta del Supremo Gobierno de Chile” (1) el 4 de junio del mismo año.

El texto lo hemos extraído de Ni patriotas ni realistas, Leonardo León. Páginas 333 y 334.

Excmo. Señor.

        De diez y ocho años que cuento, he servido 4 a la Patria cooperando a su sostén en cuanto ha estado en mis alcances. En clase de distinguido de granaderos milité en la desgraciada jornada de la reconquista de Talca, quedando prisionero hasta la paz con el general Gainza. En la gloriosa defensa de Rancagüa también serví sosteniendo los fuegos con los demás bravos defensores hasta la rendición de la plaza, siendo uno de los infelices que sufrieron los más atroces rigores del enemigo implacable que nos venció.

        A los cinco meses tuve el arbitrio de huir y esconderme en mi Patria Quillota, donde permanecí evitando la persecución con sagacidad; pero trabajé en instruirme de las disposiciones que tomaba el ejército restaurador de los Andes para redimirnos a la opresión, y de comunicarle por mi parte noticias de las fuerzas enemigas, Al efecto, de acuerdo con Traslaviña, Salinas y Regalado, me valí del pérfido y desnaturalizado sargento La Roza para que me diese una razón puntual de la fuerza de su cuerpo de húsares, mientras yo adquiría la de la guarnición de Valparaíso, y demás pueblos del Norte para remitirla a V.E. Habíamos adelantado bastante en este objeto interesante; pero La Roza nos vendió, y a consecuencia procediendo un juicio informe e ilegal, se ejecutó la pena capital de horca con un aparato cruel y propio de la ferocidad de nuestros enemigos en mis compañeros Salinas, Traslaviña y Regalado. Por mi menor de edad no les acompañé en el sacrificio; pero fui expuesto la vergüenza pública debajo de las tres horcas al tiempo de la ejecución de cada uno, y luego se me trasladó confinado por diez años a la Isla de Juan Fernández.

        Si mediante los heroicos esfuerzos de V.E. he merecido participar del inestimable beneficio de la Libertad que gozo, no puedo ser indiferente en la actual situación de la Patria, sino continuar sirviendo hasta que logremos destruir totalmente al enemigo, que aun pisa nuestro suelo. Con este fin, me presento a V.E. suplicándole se sirva de admitir la obligación que hago de mi persona para emplearla en el destino que considere útil e indicado al fin, bajo la protesta que hago de dedicar todo mi esmero a su más exacto desempeño”.



1 Sus ediciones junto a las del Semanario de Policía, Clamor de la Justicia y El Amigo de la Ilustración se encuentran en la compilación realizada por Guillermo Feliú Cruz (1900-1973) publicada por Imprenta Universitaria, Santiago,1951. NE.