Viñetas traslúcidas de
un pasado que no debemos olvidar
Con
la concreción del Proyecto FONDART “Relatos
de Quillota en Vitraux Centro Cultural Estación”, del destacado maestro
artesano y vitralista sampedrino Julio Fuentes Estay (1), asistimos a un significativo hito en el
devenir artístico comunal tomando en consideración sus peculiaridades y alcances:
En primer
lugar,
respecto a la materialidad destacamos la total vigencia y esplendor del vitraux como soporte expresivo -a más
de un milenio de su incorporación como elemento arquitectónico-; sumándose,
junto a la cerámica, a la gama de expresiones artesanales
de excelencia locales. Sin duda estos vitrales son el primer paso para el
anhelado centro del vidrio regional con sede en nuestra comuna.
Segundo, por la temática
tratada en cado uno de ellos, que otorga contexto al placer estético generado
por la traslúcida gama cromática proyectada por el mosaico de vidrios;
constituye en si misma, testimonio de historias tan nuestras como olvidadas: un
extraordinario aporte al proceso de rescate identitario.
Finalmente, destacamos la
coherencia del proyecto, desde su génesis, conceptualización, diseño y
construcción, que finalizó con la instalación de estos vitrales en la
recuperada Bodega de Granos de
la ex Estación Quillota, en
donde se levantó el Centro Cultural Leopoldo
Silva Reynoard; todas iniciativas financiadas por el Consejo de la Cultura y
las Artes, en una perspectiva consecuente y sólida, en lo que a rescate
patrimonial se refiere, y que producirá, junto a los proyectos generados desde
la gestión municipal, una sinergia entre las renovadas Plaza de Los Ceibos y Feria Sargento Aldea, dando
nueva vida desde la perspectiva del siglo XXI a un espacio recuperado desde el
pasado.
La obra consta de 6 vitrales ocupando una superficie total de 22,5 metros cuadrados. Sin duda, se trata de una notable selección
de viñetas, a modo de prólogo para un relato gráfico de nuestro riquísimo
patrimonio histórico literario:
En “Leyenda de El Loco Eustaquio”, asistimos
al sublime momento, relatado por Zorobabel Rodríguez, cuando Manuel junto a su leal can se arrojan al torrentoso
Aconcagua que flanquea furioso al Mayaca, peñón en que se refugió el desdichado
amante.
“Leyenda de El Loco Eustaquio”
“Procesión de El Pelícano” revive la añorada
gran festividad religiosa quillotana, de raíz colonial, que tuvo triste final
con la destrucción de la imagen tallada por el anónimo preso en el terremoto de
1906.
“Procesión de El Pelícano”
“Estación Quillota”, resume la esencia de un
pasado añorado cuando con la llegada del ferrocarril, encabezado por las
máquinas a vapor, la serpiente de oro y los automotores italianos-, dieron
empuje, vida y sello a un barrio que fue y será parte fundamental de nuestras
vidas.
“Estación Quillota”
“Beatita Benavides”
“Batallón Cívico de Quillota” salda la deuda
pendiente con aquellos olvidados patriotas que partieron al norte a luchar
enarbolando la bandera hace ya 130 años.
“Batallón Cívico de Quillota”
“Cultura Ancestral” ilustra la fuente
principal de alimentación, las
casas habitaciones, ritos funerarios y técnicas alfareras que conformaron el modo de vida de
nuestros pueblos originarios que habitaron en nuestro valle a la sombra de los
cordones de la cordillera de la costa.
Cultura Ancestral
Técnica Grisalla
Cada vitraux consta de cuatro secciones, con el
objeto de mejorar sus estructuras. Por
razones de costo y calidad de materiales, se
hizo necesaria la importación de
materias primas desde los Estados Unidos. En la confección se trabajó la técnica medieval denominada “grisalla”, cuya
principal característica es la de pintar a través de la luz, dando sombras y
volúmenes, proceso en el que se funde el vidrio con la grisalla, asegurando la
permanencia incólume de la obra a través del tiempo. Para el
ensamblaje de los diversos elementos del vitraux, se utilizaron dos técnicas: perfil
de plomo y cinta de cobre. Además, todas las piezas de vidrio se unieron con
soldadura de estaño, a fin de asegurar la buena estructura y que perduren en el
tiempo. Para la realización del delicado trabajo de confección fueron
utilizados en pleno todas las herramientas e implementos del taller de Vitrales JF: tres hornos eléctricos, cada uno capaz de alcanzar
1200º Celsius; tres máquinas
pulidoras de vidrio; juegos de
cortadores y alicates; cautines; sierras
eléctricas para cortar vidrio; soldadura al arco y soplete oxi-gas; además de
un ácido especializado para matear el vidrio.
Máquina Cortadora de Vidrio
Piezas en Horno de Fundición
Sellado Perfil de Plomo
Trabajo de Soldadura
Carlos Poblete Cruz
(1) Julio Antonio Fuentes Estay, Artista del Vidrio pasó
de agricultor a artista del vidrio. Han transcurrido 18 años desde sus inicios
en el arte del vitraux. El año 2008 ganó un concurso Fondart Nacional. Viajó a
los EE.UU. a especializarse, producto de esto, sintió la necesidad de retribuir
de modo que su trabajo pudiera ser apreciado por toda la comunidad. Julio
Fuentes se entera del proyecto Centro Cultural y se propone instalar
algún vitraux en el edifico. Investiga y recurre nuevamente a un Proyecto
Fondart el año 2009. Así nace la idea de entregar a la comunidad una serie de
vitrales de nivel superior, donde la luz y el color brinden un mensaje propio.
Por dos años, en la materialización del proyecto trabajaron su madre Teresa Estay y Cindy Alegría Valenzuela, vitralista,
quien se incorporó al equipo de trabajo para la concreción del proyecto.