jueves, 21 de febrero de 2019

Novelas de Aventuras por Eugenio Matus Romo (1)






la siguiente nota fue publicada en El Diario Austral,
Osorno el 15 de enero de 1997


Algunos me preguntan: ¿Cómo es posible que tú, que eres una persona seria, con dos doctorados, que llevas más de treinta años dando clases en diversas universidades, puedas haber escrito “El Cisne Rojo” una novela de piratas?

Sí, parece raro, pero la verdad es que desde chico sentí la necesidad de escribir novelas de aventuras.  Me encantaban, sobre todo, las novelas por entregas, los folletines.

Creo que no tenía más de ocho o diez años cuando se me ocurrió una idea absurda: escribir una novela por entregas.  Como no tenía medios para distribuir mis folletines, pensé que podría pegarlos en una ventana de mi casa.

En efecto, así lo hice.  Pegué el primer papel, una hoja de cuaderno en que escribí como encabezamiento, con grandes letras, capítulo primero.  Ya ni recuerdo de qué trataba mi folletín.  Mi casa quedaba a la pasada de un colegio de monjas (2), y mi propósito, más que mi sueño era que las chicas se detuvieran a leer mi obra.

Estuve al acecho, ya pueden ustedes imaginar con qué ansiedad.  No se detuvo nadie, ni el primer día ni en los restantes.  Al cabo de una semana cambié el papel.  Capítulo segundo.  El mismo resultado.  Finalmente, no tuve más que declararme derrotado.  Sin duda ninguna, yo, como folletinista, era un fracaso.

Ahora, ¿de dónde me vino esta ocurrencia de escribir novelas de aventuras?.  Yo creo que de la lectura de “El Peneca”.  No creo haber tenido en mi infancia un mejor amigo que esa revista.  Los días viernes no podía soportar la ansiedad de recibir el nuevo número.  No esperaba que llegara a las librerías.  Iba a buscar mi ejemplar a la estación de los ferrocarriles.  Allí abrían los primeros paquetes y empezaban a vender la revista.

Por lo general eso ocurría al anochecer,  y me acuerdo que, por la calle, iba deteniéndome debajo de cada farol para leerla.

Durante la semana la repasaba hasta casi aprenderme todas las historias de memoria.  ¡Qué tenía que ver la triste y aburrida realidad que me rodeaba frente a ese mundo mágico, apasionante de “Quintín el aventurero”, “El hijo del gran espíritu”, “Linda y el niño de la selva”!

¡Y qué decir de “Coré”, el gran dibujante! Era un dios para mí.

Naturalmente leía también todo lo que los niños y los adolescentes leíamos en ese tiempo. Me encantaron “Las aventuras de Huckleberry Finn”, que me sigue pareciendo una de las mejores novelas que he leído en mi vida, y desde luego, “Sandokán”, “La isla del tesoro”, “Robinson”, todo Julio Verne.  Luego vinieron los grandes novelistas del mar: Melville, Conrad, Baroja, Coloane.

De todo eso salió “El Cisne Rojo” (3).  Cumplí por fin mi propósito de escribir una novela de aventuras.  Estoy contento con el resultado.  Se hicieron doce mil ejemplares que se están distribuyendo en Chile, Argentina, Colombia, Méjico y España.  La crítica ha sido excelente.  Desde Barcelona me escribe un cineasta hablándome de la posibilidad de una película.

Escribí “El Cisne Rojo” aquí en Osorno.  Naturalmente, en esta culta ciudad no está en ninguna librería y si la han leído cinco personas es mucho.



(1) Eugenio Matus Romo (Quillota, 1929 – Osorno, 1997) escritor y académico, autor de las novelas “Mientras Amanece” y “Encuentro en Tánger”.
(2) la casa a que se refiere Eugenio Matus, está ubicada en calle O’Higgins Nº585, en la ciudad de Quillota, por lo que el colegio de Monjas, es Nuestra Señora del Huerto.
(3) la novela “El Cisne Rojo”, en Chile, fue publicada en la Editorial Andrés Bello.