domingo, 1 de septiembre de 2019

El Teatro en Quillota, iniciando el siglo 21






Inger Turra y Jenniffer González. “El Delantal Blanco” versión 2015. Teatro Estrella Solitaria.


Como profesional de las artes escénicas y después de haber podido conocer la realidad de diferentes regiones del país, ya de regreso viviendo en mi ciudad natal tuve la inquietud de saber sobre lo que se había hecho en Quillota en décadas anteriores y reflexionar sobre su presente respecto al teatro.En Antofagasta pude conocer el legado de la familia Latus, concretada en el actual Festival de Teatro Internacional Zicosur, o los temporales Teatrales de Puerto Montt y el circuito de teatristas de la misma comuna que trabajaban de forma asociativa para generar público y creaciones locales, La Serena y Coquimbo con el surgimiento de Teatro Puerto, los festivales Carnavalón de Arica, o FitDanz de Iquique y, de forma muy cercana, la herencia y trabajo de creación teatral en Valparaíso desde las antiguas ramificaciones de la Universidad de Valparaíso como sede de la Universidad de Chile, el teatro callejero encabezado por Juan Edmundo González, Escuela Teatro La Matriz y la actualidad con la UPLA, la UV, DUOC y en particular la compañía de Teatro La Peste y el Festival Teatro Contenedor, sin contar al Museo del Títere y el payaso y muchos más.Todas iniciativas de diferentes características y circunstancias, con un punto en común: Creadores con total o parcial formación académica y con una continuidad de proyectos creados que generan público y ganan espacios en el cotidiano de sus ciudades.
¿Y Quillota?
Siendo escolar en los noventa, me tocó participar y ver encuentros de teatro escolar (Gracias padre por llevarme, gracias madre por instarme a atreverme y gracias María Luz Cortés por todo) pero sin oportunidades de ver compañías de forma regular. Importante destacar que era un adolescente común y corriente, es posible que sí hayan existido oportunidades y simplemente no me haya enterado o, peor, en ese momento simplemente no me hayan interesado; aun así, haciendo un esfuerzo de memoria, no recuerdo haber sabido de una obra ni en la plaza de armas o en el antiguo Teatro Municipal Ex Cine Diego Portales.
Es decir, en Quillota, profesionalmente, no pasaba nada respecto a teatro.
Ya instalado en Quillota de regreso paulatino desde la capital cerca del 2003, busqué conocer grupos que realizaran teatro en la zona y lo que encontré eran jóvenes de intereses similares pero que funcionaban de manera atomizada y con trabajos que tenían como objetivo hacer una o dos funciones; es decir, su trabajo moría sin un real impacto en la comunidad a la que pertenecía.; sus formatos eran convencionales (Función, citar al público, morir) Los conflictos entre grupos eran variados y un poco pintorescos, no ayudando a ver que existiera un real “movimiento” teatral en la comuna. Sin colaboración, sin complicidad, peleando por pequeños rangos de poder que, en verdad, de poder no tenían nada.
Con el paso del tiempo se fueron sumando profesionales y espacios de aprendizaje en talleres escolares, estudiantes universitarios en las carreras que podían tomarse en Valparaíso y con gente que había pasado por la experiencia del Taller de la Casa de la Cultura. Pero nada en absoluto aún se asemejaba a poder manifestar que existiera un “Teatro Quillotano”, un movimiento artístico o referentes que marcaran pauta sobre qué y cómo hacerlo.
Inquieto por tener información, empecé a indagar y encontré el nombre de don Rodolfo Godoy, antiguo profesor del taller de teatro del Colegio Nuestra Señora del huerto y que, además, había tenido experiencia como director de teatro de diferentes grupos en la comuna, desde la década del 60 en adelante.
Don Rodolfo tuvo formación en Quillota en un experimento educacional décadas antes, ejerciendo como monitor de teatro; eso le permitió trabajar con grupos de adultos profesionales y realizar clases a diferentes generaciones de alumnos. Formó también un grupo de teatro en la desaparecida Fábrica Rayón Said y, como muchos artistas de la zona, durante la dictadura tuvo que conformarse con los escasos espacios de reunión social para llevar adelante proyectos artísticos. En realidad, la maravillosa experiencia de don Rodolfo requiere un capítulo aparte, así como también el trabajo llevado adelante por Marcos Rojo y Toño Suzarte, oasis itinerantes en este desierto teatral que es Quillota.





Marcos Rojo y Gloria Labarca. Teatro La Feria.


Eso sí, tomando como inicio el trabajo desde los grupos de don Rodolfo Godoy, pasando por el inicio del Taller de Teatro Municipal (El famoso Talymel) a cargo del profesor Juan Toro, y considerando el inicio de grupos paralelos con intereses en hacer teatro a principio del siglo 21, lo que veo en retrospectiva son espacios de formación y prueba en donde muchas generaciones de niños, jóvenes y adultos pudieron experimentar in situ el desafío de ser parte de un grupo de teatro, desarrollar un proceso creativo y presentarse ante un público con interés en conocer su trabajo, en un formato semi amateur; no un desarrollo de teatro profesional que tuviera como ingredientes propuestas interesantes y exportables fuera de la comuna, con una disciplina colectiva que le diera proyección en el tiempo y en la región; menos trabajos que tuvieran que ver con identidad local (Salvo el caso del “Pa´que no me olvides”).
El caso de los mencionados Marcos Rojo y Toño Suzarte es muy explícito; profesionales en su oficio, desarrollaron su trabajo itinerando e incluso radicándose fuera de Quillota, ya que la propia comuna no daba facilidades para desarrollarse artísticamente. Obvio, sin público ¿Qué puede hacer un actor? Mismo ejemplo de Rodolfo Bravo, criado en la CORVI, se fue de la comuna en una iniciativa absolutamente personal siendo muy joven y terminó siendo un referente en el Teatro de la Universidad Católica, profesor formador, actor de teatro, cine y televisión, ganando el APES el año 2001, justo antes de morir en un accidente de tránsito. Otro oasis en el desierto del teatro quillotano.
Podría divagar respecto a lo que es realmente la formación de público, pero también es tema para otra oportunidad.
Mencionado todo lo anterior, lo que continúa es el poder conjeturar preguntas que ayuden a darle forma a algo que podría llegar a ser un “teatro quillotano” o mejor dicho, que “exista teatro en
Quillota”.
¿Es necesario?
Es necesario considerando que Quillota es una comuna en riesgo de ir perdiendo paulatinamente su identidad de la mano de la globalización y la llegada del comercio transnacional, además del sistema de comunicación que propaga manifestaciones culturales que no tienen relación con las historias locales, propias, familiares, de la gente que vive en la comuna.
Es necesario porque el contar con un espacio que permita el desarrollo de los artistas locales, potencia el acceso a la reflexión y el crecimiento de la masa crítica de una comunidad, el goce estético no es exclusivo de una geografía o grupo social, y se convive como una instancia de fortalecimiento de nuestro tejido social y la percepción de nosotros mismos.
Es necesario, porque a la destruida memoria nacional se está agregando hace tiempo la desaparición de la memoria familiar. La herencia de mitos e historias locales se ha ido extinguiendo, teniendo niños y jóvenes que no saben por dónde pasaba antes el tren, o dónde estaba el Estadio Arredondo, solo por dar ejemplos referentes a la historia de la comuna.
¿Qué hacer para forjar un teatro quillotano?
Dentro de las barreras que un creador teatral debe enfrentar, está la falta de espacios y la necesidad de asociarse con otros artistas que tengan mayor o menor experiencia en artes escénicas.
En este momento, Quillota cuenta con espacios formales e informales (Teatro Rodolfo Bravo del Centro Cultural, Centro de Promoción de la Cultura, Salón Escuela Artística Roberto Matta, Plaza de Armas de Quillota, Sedes de Juntas Vecinales…) algunos con público en crecimiento y otros en desafío de formación sectorial.




Natalia Zúñiga, Ludo Torres y Freddy Van Dort.  Teatro Ánima.


En este momento, en Quillota conviven diferentes actrices y actores con formación completa e incompleta y experiencia valiosa en montajes profesionales. Artistas que ya han realizado procesos con muy buenos resultados. Natalia Zúñiga ha trabajado Teatro Lambe Lambe y se ha sumado a Teatro Ánima con Freddy Van Dort y Ludo Torres en montajes familiares de muy alto impacto en público de la zona; Carlos Garrot lleva adelante un Taller de Teatro Adulto que presentó una sólida versión de La Brutas de Juan Radrigán, Andrea Munizaga, actriz y comediante continuamente está en la zona apoyando la llegada de espectáculos de Stan Up Comedy a la comuna; Fabián Brito ha realizado intentos en teatro desde Valparaíso, participando en proyectos audiovisuales con Sandra Salazar, otra actriz titulada del DUOC de Viña del Mar; Angie Carrasco, Madelaine Olivares, Alondra Alam. Actrices profesionales egresadas de las escuelas universitarias de Valparaíso.
Es decir, existen espacios y elencos con formación profesional como no había antes en Quillota.
Hay una base sólida para que se forjen propuestas y se concreten puestas en escena que hablen y visibilicen Quillota. Falta la instancia que los convoque y produzca el inicio de un viaje, sin necesidad de caer en lugares comunes que “agraden” a los habitantes o a quienes tienen un rango de poder en la comuna. Quillota ofrece de todo para llevar adelante ese desafío. Desde hablar de la Beatita Benavides hasta el Loco Alfaro, tomar el terremoto del 2010 con el asesinato del Juez Silva, la historia del San Luis de Quillota o la procesión del pelícano, hablar de la Radio Chacabuco o de Sergio Meier, tocar la reacción de Quillota en una misa multitudinaria a favor del Rey de España en contra de Napoleón o el Asalto a la Patrulla, el motín contra Portales o la llegada de Gonzalo Calvo Barrientos, la familia de Carmela Carvajal, los sicópatas de Viña ajusticiados en la comuna…
¿Se aprovecharán todas estas oportunidades para que los actuales artistas de Quillota tomen el desafío?

¿Hay interés en hacer historia, comunidad, mediación, en estos temas?



Ivo Herrera Ávila