sábado, 16 de noviembre de 2019

La Casa Colonial de Quillota: único patrimonio local declarado Monumento Nacional





Imagen que muestra el repertorio formal de la fachada



Esta vivienda emplazada a pocos metros de la plaza mayor, en calle San Martín N°336, tiene la singularidad de materializar en una superficie total de 1.545 m2 el tipo rectangular de construcción urbana levantada en la otrora Villa de San Martín de la Concha.

El inmueble –a pesar de estar sometido a la actividad sísmica y, por consiguiente, a diversas reparaciones – conserva aún en sus 711,   68 m2 las características arquitectónicas del siglo XVIII. Así, resalta a los ojos del observador la portada con alero de tejas que evita el humedecimiento de la fachada por las aguas lluvias y el escudo inserto en la parte superior del frontis que recuerda a los primitivos propietarios. Adosada al muro figuran dos columnas que adornan la gran puerta de doble hoja que da acceso al zaguán.

Desde el zaguán –lugar de recepción y relacional – comienza el orden jerárquico hacia los espacios interiores y de intimidad de la casa. El patio central en forma de cuadrado (acicalado con alicante, mimosa, diamelo, lavanda entre otras especies), indica el punto de tránsito de corredores con sendos pilares de madera que contribuyen a la distribución general de las habitaciones y al modo de favorecer la actividad social del recinto.

Dada la forma y dimensiones se observa cierta justificación constructiva a la hora de apreciar la cantidad de habitaciones, pues, constituye un indicador inequívoco acerca del tamaño de la familia y el número de ocupantes. Detalle no menor es la posición de las puertas, ya que provoca cierto escenario de enfrentamiento entre ellas. Al ingresar a los dormitorios –donde aún existe comunicación de una pieza con otra – es posible apreciar la altura de los muros de adobe que rematan hacia el cielo de madera. Ello aporta a mantener la ventilación del lugar, sobre todo, cuando eran utilizados elementos de calefacción como los braseros y, por lo tanto, se evitaba la concentración de monóxido de carbono.

A continuación, un segundo patio interior donde se ubicaban la cocina, despensa, lavandería y el servicio doméstico. La prolongación del sitio permitía situar la huerta cercada por los cierres, junto a algunas aves de corral y árboles frutales. No habría que omitir la acequia, porque sin sus aguas era imposible desarrollar las labores del hogar y facilitar el riego para la obtención de los frutos.

Mirado desde el conjunto se aprecia una jerarquía viniendo desde el exterior y donde el traspaso de los espacios es gradual. A este tipo de organización sólo habría que precisar en la materialidad constructiva. Principalmente orgánica, ya que sus elementos como adobe y madera eran extraídos directamente de la naturaleza y para la elaboración no era necesario una mano obra especializada. Condición que, sin embargo, no soslaya los cambios ejecutados en la techumbre, pisos y arreglos en los muros de adobe, por quienes han sido indistintamente sus propietarios en el tiempo.

A las características arquitectónicas del inmueble debe hacerse mención a hechos históricos que la unen. En este sentido, ineludible resulta no referirse a los sucesos del llamado motín de Quillota. Estaba la casa arrendada por el Gobernador del Departamento de Quillota, José Agustín Moran, quien la ofreció a su huésped de honor el Ministro Diego Portales, la tarde noche del 2 de junio de 1837. Al día siguiente, el Ministro Portales salía a inspeccionar las tropas expedicionarias contra la Confederación Perú-Boliviana que se encontraban acantonadas en los conventos de Santo Domingo y San Francisco, respectivamente. Durante el acto de inspección llevado acabo en la plaza mayor, fue tomado prisionero –en el punto donde se levanta un monumento a su figura – y conducido al convento de Santo Domingo. En la madrugada del 4 de junio salía de dicho convento rumbo a Valparaíso. Pero las circunstancias del trayecto obligaron a tener que pernoctar en Tabolango. El trasladado continuó hacia Valparaíso donde fue ejecutado el 6 de junio de 1837.

Con posterioridad la casa fue sede de la Compañía de Bomberos, escuela de la Parroquia San Martín de Tours y en el presente alberga a la Biblioteca Municipal Melvin Jones y al Museo Histórico Arqueológico de Quillota.

El 13 de marzo de 1974 y siendo Vicepresidente del Consejo de Monumentos Nacionales, Roque Estaban Scarpa Straboni, fue acogida la solicitud con fecha 12 de marzo de 1974 y nota 6 del mismo, para hacer presente al Ministro de Educación el declarar Monumento Histórico al inmueble de calle San Martín N°336. Fue así como este patrimonio local obtuvo el título de monumento nacional, a través del DS N°556 del 10 de junio de 1976.

Por todo lo antes dicho, bien podría prosperar la idea de si se quisiera realizar descripciones de la vivienda urbana colonial, hacer un relato sobre algún acontecimiento en la temprana república o interesarse de cómo era el modo de vida del período colonial tardío en la localidad de Quillota, éste inmueble aportaría a dar luces de aquello.



Pablo Montero Valenzuela

Licenciado en Historia PUC-V